lunes, 18 de febrero de 2019

VIEJA Y CONFUSA DEMOCRACIA ESPAÑOLA

     Con una cachaza de aquí te espero, uno de mis amigos que aún perduran (la muerte arrasa) me dice: "La mayoría de los políticos españoles se enfrentan a los  problemas que nos oprimen con una mentalidad propia del siglo XIX.  No dan una en la diana".
     Tan pronto lo escucho me pongo a meditar. El amigo insiste: "La tendencia dominante de los países avanzados en los días que corren, es la de lograr  objetivos muy rentables valiéndose de las martingalas que ofrecen los cambios puestos en juego con la "globalización" por medio"
     Es decir con  medios que acortan distancias, abrevian tiempos, ahorran gastos y dan dinero. Medios que se manejan por personas cultas especializadas en la consecución de objetivos muy jugosos; medios muy concretos con los que se reducen costes, valiéndose de personas cultas y bien preparadas para crear una prosperidad que en España llega con retraso  a unos pocos; y afecta negativamente a muchos pobres por estar mal atendidos.
     Entonces surgen dos corrientes: una, partidaria de la lenta evolución, y otra dedicada a proyectar justicia, con cargo al erario público que agranda la deuda pública.
     Los  políticos españoles deberían, para ser elegibles, no anunciar una retahíla de promesas que luego no prosperan, sino un presupuesto y plazo de ejecución y entrega de cada proyecto, con la consiguiente aportación de los dineros a gastar en cada caso.
     Pero... una cosa es predicar, que decían nuestros mayores... Y mientras tanto, la globalización trae riqueza para los listos y mayores desigualdades y miserias para los pobres.

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