Es cierto que el terrorismo tuvo su importancia y condicionó la conducta de cuantos lo padecieron de cerca; pero no en el campo de las ideas. La doctrina secesionista armada, tuvo su respuesta también armada. No hubo ideario político alguno convincente que desmontara el tinglado etarra.
¿Y a quién era imputable esa carencia? Al tardo franquismo. No se concibe una liberación económico-social costumbrista por pequeña que fuera -como la desencadenada en los años sesenta con el desarrollo industrial- si no viniere acompañada de una evolución política. El cambo auténtico vino por vías clandestinas y uno -con pistolas y explosivos- lo trajeron los nacionalistas vascos que se sintieron héroes.
El error es imputable a una generación de españoles que no querían ver que el estancamiento favorece la podredumbre; y así nos fue (Y así les va hoy en día a países de otras latitudes).
A su tiempo pudieron los gobernantes haber descentralizado España. Lo mismo que se crearon polos industriales pudieron haberse fundado -para empezar- polos democráticos. (Buen momento, áquel, para devolver a Vizcaya y a Guipúzcoa el "Concierto Económico").
Cuando los errores se repiten, algo va mal. ¿Por qué -volvamos a la realidad- se está dando, hoy, paso a una España descompuesta?
Nuestros gobernantes y la oposición incurren como en tiempos pasados, en los mismos errores.
¡Bien! Sobrepasado este paréntesis, seguiremos la marcha,
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