martes, 19 de febrero de 2019

POLÍTICOS SIN REMEDIO (1)

     Las personas, cualquiera que  sean sus circunstancias, tienden a distinguirse por su poderío. Pero ¿cómo se alcanza? De mil maneras.
     En suma, el símbolo que da idea de la medida de ese poder, su materialización,   suele terminar en eso que llaman moneda. El buen uso de esa moneda  (rentables inversiones) multiplica su poder. La moneda ha de vigilarse para que su poder no se diluya.   
     Si un país se mete en guerras y las pierde o se enrolla en malos negocios,  se arruina y su poder se esfuma. Y si gana, conserva el poder aunque con muchos sacrificios que los paga el paisanaje; no los políticos, salvo contadas excepciones.
     La II Guerra Mundial fue muy innovadora . Los países triunfantes mejor dotados, (EE.UU., la Gran Bretaña, Francia...) supieron negociar y crear riquezas. Los negocios especulativos  en tierras calcinadas multiplicaron las ganancias por veinte. Se explica que los paraísos fiscales hicieran fortuna al calor de una victoria de los ricos.
     ¿Y los países pobres? A  fuerza de sudar mejoraron su posición y su poder, pero... con muchas limitaciones. Funcionó un criterio asociativo como buen seguro para hacer progresar a la Unión Europea todos juntos: los ricos, los que podrían serlo y los que se apuntaron en la lista de los poco instruidos. Pero -pese a todo- ¡lo hecho tiembla! ¿Por qué?
     No se puede pensar que el ciudadano medianamente culto, no relacione la crisis con  el próspero desarrollo del mercado globalizador. Un mercado que fomenta la migración de los pobres y la edificación de murallas que la impidan...
     Desde mis limitaciones, que son muchas, no entiendo que nuestros políticos -ahora que por unas próximas elecciones prometen soluciones para  todo- no hayan siquiera clasificado la causa de la pobreza nos invade: la globalización laboral.
     Si no identifican las causas ¿cómo van a dar con el remedio?
   


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