domingo, 10 de febrero de 2019

LA LUCHA TIENDE A SER VIOLENTA

     Para empezar hemos de estar de acuerdo en el significado del vocablo violencia. Alcanzada esa vía de entendimiento, resulta más fácil que podamos llegar a un acuerdo.
     Copio: "La violencia es un comportamiento deliberado que puede provocar daños físicos o psíquicos al prójimo."
     Insultar al prójimo es un acto violento. Henos ante esta realidad: llamar ladrón a un tercero deliberadamente para hacerle daño, es violencia.
     La política entendida rectamente y para ser auténtica, ha de traducirse en el trato correcto y educado, incluso con  el adversario. El ser un buen político,  obliga a obrar con diplomacia.
     Cuentan que en la II República, un "jabalí" -como llamaban a los que formaban un grupo sectario de diputados- se dirigió a un colega derechista y le dijo a voz en grito: "¡Qué se puede esperar de un  hombre que se acuesta con un calzoncillo a rayas". Y el aludido le respondió: "¡Qué indiscreta es su señora!". Podría calificarse de violencia humorística, perdonable en el acto, pero violencia.
     Ante un tan delicado punto, como es la partición de un país, hay que actuar con hechos pacíficos y legales hasta el escrúpulo. Hechos y no palabras. Los insultos son violencia y contraproducentes. El Sr. Casado se ha ido de rosca inútilmente en la semana pasada, de palabra que no de obra.
     No favorece a los suyos, dicho con la más recta intención.

 

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