EL DESTINO DE ESPAÑA.-Me saluda un viejo amigo y hace de la conversación un recreo: "¿Cómo ves el panorama electoral?" -inquiere-. No sé darle respuesta. "España anda revuelta. Es difícil atinar con los pronósticos".
No merece la pena -pienso- dedicarse al acertijo cuando uno siente que España va de capa caída. Los proyectos de futuro están - como la investigación - en paradero desconocido. El ánimo emprendedor -base de todo desarrollo- anda huido cuando no está arrinconado. La enseñanza no destaca y -según la estadística- no hay Universidad española que cuente entre las cien primeras del mundo.
La transformación, reflejada en datos económicos, nos indica cómo aumenta el número de pobres y se reduce el de ricos que, al paso del tiempo, mejoran su condición, nadan en la abundancia y se lo llevan a paraísos fiscales.
El amigo insiste: "¿Y quién ganará en Euskadi?". Y le respondo: "Si no fueras mi amigo ahora mismo te quedabas solo".
¿Quién domina la situación? ¿Quién, entre tirios y troyanos, es el amo de la calle, del dinero público, de los órganos de influencia, de la enseñanza, del deporte, de la buena mesa, del clero y de la leche migada?
"Ellos creían que eran aldeanos los que allí estaban..." "Eran bilbainos" (sin acento). ¡La que allí,, se armó!
Y le dije más: "No he visto en mi larga vida algo parecido al tesón practicado con astucia y puesto en juego en la Euskadi ibérica, por los que ya la controlan (¿gozan?) desde años ha". "Dicho sea -insistí- con todos los respetos y no sospechosa admiración".
¡Cosas veredes!
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