sábado, 16 de febrero de 2019

CUENTOS A UN LADO

      Veo las cosas  a mi manera y cuando los cofrades de la política mean fuera del tiesto, no tengo -ni tenemos- por qué aplaudirles. La realidad socio-política es como el río revuelto en el que medran los  pescadores. Y el resto.¡ya se sabe!, a chuparse el dedo gordo del pie.
       Es muy probable que el 28 de abril próximo, señalado para elegir en España a Diputados y Senadores, nos sorprenda con unos resultados imprevistos. Partimos de un hecho real: las promesas de los políticos no se cumplen y el deterioro de los servicios públicos está creciendo a tenor de la
incontinente demanda gratuita de tales asistencias. (Miren al sector sanitario).
     Las clases medias pierden poder adquisitivo y las de inferior condición se sienten desasistidas. La la carestía de la vida y la merma de ingresos, hacen que la  carga afecte a millones de españoles que  antes de mendigar buscan en el fraude, en la rapiña y en la trampa,  el remedio de tantas carencias.
     Los seres humanos del montón observan y ven cómo, pegada al lomo de los políticos con mando en plaza, se ha creado una parroquia clientelar, compuesta por seres que chupan de la goma oficial como hijos del destino. (Observen el caso de Andalucía).                                                   
     Claro está que todo se agrava y crece, si -como sucede en España- nos toca recibir y soportar a  un  incontrolado número de emigrantes y a una manada de audaces dados al tráfico de la droga, que nos cuestan el  dinero que otros sudan.
     El paro afecta a millones de víctimas, las inversiones especulativas han desplazado a los negocios productivos y no hay mes que pase sin el cerrojazo de empresas que mueren, ni semana  que no ofrezcan datos sobre  la especulación con bienes inmuebles; y siguen sin remedio los desahucios que sufren los venidos a menos.
     Si a esto añadimos el dineral que cuesta la aparición y lanzamiento periódico de nuevos políticos (con amigos y parientes incluidos), sus constantes viajes, su afición a la buena mesa, su propaganda para no perder el escaño, etc., etc. y el número abundante de convocatorias electorales, comprenderán que es imposible contener la ruina.
     No sé por qué, pero intuyo el crecimiento de la abstención el 28 de abril citado y que volverá a llorar la primavera.

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