lunes, 31 de diciembre de 2018

PARA LOS CUATRO DÍAS QUE ME QUEDAN (70

     DE MANO EN MANO VA.-  No sé dónde he leído que algunos,  avisados partidarios del secesionismo catalán, ya tienen resuelto el problema de tipo monetario. Es indudable que la emisión de moneda puede rendir beneficios si se hacen prosperar a su sombra los negocios más rentables. Y la República catalana da por hecho que piedra que tocan se convierte en diamante. Por tanto es previsible que preparen el nacimiento monetario porque lo que no son pesetas (o su equivalencia) son puñetas.
     Uno comprende, a vista de pájaro, que los países más adelantados de la Europa belicosa, arrepentidos  y  con talento, a la vista de aquel desastre extendido entre los  mejores del Continente, decidieran romper fronteras y equilibrar desigualdades entre las naciones mejor dispuestas para la tarea.
     Como consecuencia lógica del desarrollo del plan, surgió la moneda única. que facilitara los intercambios socio económicos entre las naciones de la Unión y mantuviera en línea avanzada el valor de los países unidos. La unión hace la fuerza.
      Pero los seres humanos, que rinden  fervores al, concepto de igualdad, pensaron que el "euro" sería el padre pródigo sanador de todos los males por el hecho de existir; y no. El "euro"es una moneda sujeta la ley de la oferta  y la demanda: si se prodiga, malo; y si se raciona, peor.
      Ahí está el secreto de los políticos: de los buenos o de los malos.  La moneda es un cilindro de oro que se mueve de canto sobre un hilo tendido sobre un río lleno de basura. Si se cae, hay que empezar  de nuevo.
     La Unión Europea está en ese trance. Los nacionalismos creen que el remedio está en el río.

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