EL PARÉNTESIS DE LA DUDA.- Alguien debió de susurrar al oído izquierdo del Presidente Don Pedro Sánchez: "Hazte con la Presidencia del Gobierno como sea y los votos de los electores volarán en tu favor como moscas a la miel". Y le dieron, entre las mil razones que avalaban su aserto, una fundamental y definitiva: "El PP está al borde del arrastre; está hundido en la miseria. Ganarles por la mano está chupado".
Se consumaron las elecciones andaluzas y, contra todo pronóstico, el PSOE perdió votos a esgallo. Y andan sus leales, resignados pero dolidos, a la búsqueda de las causas del desaguisado.
Y ahora ¿qué hacemos?, dicen que preguntó el interesado. "Aguanta marea", le contestaron. Y a ello se dedican el susodicho y sus huestes.
Ayer se celebró la onomástica del nacimiento de un nuevo ser: un Reino Constitucional llamado
España. No surgió por las buenas. La solución constitucional estuvo precedida de muchos sacrificios: sangre, miseria y hambre. Muchos muertos; significados mártires.
La intención era manifiesta: "Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo". (Preámbulo de dicha Constitución).
Si queremos ser sinceros hemos de reconocer que son muchos los políticos -no todos- los primeros en pasarse por la entrepierna la dicha convivencia; se dedican y viven -muy bien- por y a cuenta de la política.
Les juro por mis ancestros que, como conocedor el percal con años de hambre a cuestas, voté en blanco y me quedé corto.
Nadie sabe cómo terminará la feria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario