ELECCIONES EN ANDALUCÍA.- Hoy, sábado, (01/12/2018), tocan a vísperas. Mañana se ventila en las urnas -una rifa más o menos-el quién se hará con el poder autonómico de Andalucía.
La disputa entre partidos, que cuesta un dineral, ha supuesto para España -a lo largo de cuarenta años de supuesta democracia- una pérdida aún no cuantificada; pérdida que la están soportando en sus carnes, millones de españoles, hoy pobres de solemnidad. La mala política crea un clima propicio para sinvergüenzas y caraduras que, con el dinero de todos, se han hecho millonarios como si fuera la herencia del abuelo.
Sería absurdo pensar que hemos entrado en una fase de rectitud y decencia. Imposible. Solo basta con examinar el alcance de la promesas puestas en juego por los distintos partidos políticos para deducir que todo sigue igual: los mismos de siempre -más o menos- con distintos collares. Me
pueden decir que exagero. Bien: pongámonos ante un hecho real
¿Quién arruinó a las beneméritas Cajas de Ahorro españolas? ¿Acaso no fueron los políticos que para mayor desvergüenza presumían de demócratas?
El poder -digan lo que quieran- siempre estuvo asociado con los magnates del dinero. No se olvide: si se les ataca se marchan; y si no, se arruinan y ya no cuenten con ellos. Desde tiempo inmemorial así ha funcionado la cosa.
¿Eso se llama injusticia? Yo no lo discuto. Pero la solidaridad funciona mejor entre ricos que entre pobres. Y con la salud ocurre otro tanto.
Otro día, si acaso, se lo cuento al oído.
No hay comentarios:
Publicar un comentario