viernes, 30 de noviembre de 2018

PARA LOS CUATRO DÍAS QUE ME QUEDAN (.45)

   MÉDICOS Y POLÍTICOS.-  No hay duda: Cataluña siempre fue por delante a la hora de poner sobre el tapete las cuestiones más singulares. No es de extrañar que los médicos hayan tomado la calle para pregonar sus desdichas.
    El hecho es que los políticos más catalanistas, que presumen y actúan como si fueran  los amos del tenderete, no lo quisieron ver hasta que salieron los sanitarios formados en manifestaciones multitudinarias  y pasaron de las musas al teatro, sin perder la cuenta de que, al tocar una tecla a destiempo, rompían el equilibrio armónico de los sonidos.
     Los médicos, bien asesorados y hartos de pedir justicia ante las autoridades competentes, demandan más medios humanos, necesarios para el buen funcionamiento de las plantillas sanitarias.
    Con esta sencilla reclamación los médicos han puesto, a los políticos en el poder, al borde del ridículo. Harían bien en ordenar  las previsiones presupuestarias para atenderlas en tiempo y forma. No como parece haber sucedido, desnudando a un santo para vestir a otro que ya estaba cargado de ropajes.
     Además, estos políticos  que dicen estar al servicio de los demás, no se distinguen por su solidaridad con los necesitados, en este caso los enfermos. Un servicio que no puede oxidarse por falta de medios.
     Y cuando se alude a las autoridades me acuerdo de las secesionistas y de las unionistas; las primeras por falta de celo y las segundas por omisión de su responsabilidad inspectora y subsidiaria.
     ¡Vaya par de gobiernos!

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