miércoles, 21 de noviembre de 2018

PARA LOS CUATRO DÍAS QUE ME QUEDAN (38)

      Desde un punto de observación no afectado (ni infectado) por la política desbocada,  España y los españole viven un período en el que, según los castizos, "ni chicha ni limoná"; hasta Franco -que como es sabido perdió la guerra- está ahora  -después de muerto-  ganándose la paz. ¡Tiene bemoles la carga de leña!
      ¿Y para,esto ideamos la "transición" que fue la gran admirada por todo  el mundo civilizado? (Transición: paso de un modelo de Estado caracterizado por su tiranía totalitaria a otro de libertad obligatoria, sin que se note).
       A lo que íbamos: aquí no manda nadie o mandan todos. Ahora toca que manden todos. España, la de las grandes sequías y arrolladoras inundaciones, no funciona  acogida a un principio de inercia y no quiere aprender que los puentes hay que construirlos en llanuras de secano y los embalses en fecundos valles donde puedan funcionar como estanques de reserva.
      Esto significa  que estamos condenados -contra toda lógica- a que nos mande un rufián vestido de franco, o un franco con traje de rufián. O alternativamente, que no mande nadie. Con la particularidad de que, a estas aturas, nos falla `hasta el clero y el Presidente se va de viaje.
      ¡Dios nos ampare!, hermano.

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