lunes, 5 de noviembre de 2018

PARA LOS CUATRO DÍAS QUE ME QUEDAN (25)

     Aunque parezca mentira, no hay una fórmula tan eficaz para crear pobreza como la de acabar con los ricos. Claro que esta fórmula tiene un remedio: por lo general, el  rico perseguido huye para no perecer y seguir viviendo sin perder su fortuna,
     La aspiración de todo político que se precie  conduce a crear riqueza  para disfrute de sus electores; así da satisfacción a la demanda electoral. De esta forma, además, si gana en votos, mejora su capacidad de poder que, como es sabido, abre las puertas de la riqueza.
     Usted lector está en su derecho si combate esta tesis. Es decir que todo ser vivo puede morder el anzuelo pero, liego,  ha de saber sufrir, pinchazo.
     Hay excepciones, me dirán. Claro que sí, las hay. Pero... son de difícil hallazgo y la  generalidad votante no estima a esos contados políticos por lo  que valen,  sino por lo,que prometen.
     Como dejo  dicho, los ricos se marchan o esconden el dinero en los paraísos fiscales. Ahora mismo, el partido en el poder está negociando el futuro diplomático de la colonia británica de Gibraltar. No piensen en reformas favorables a España como pueblo o nación. Todo seguirá más o menos al servicio de los de siempre: españoles o no, pero ricos.
      El denostado votante no sufre por algo así, porque lo ignora. Mirando las cosas desde el cinismo de los escépticos, España se empobrece como país a medida que aumenta su deuda. Y crisis aparte,
hay un principio axiomático que ni debemos olvidar: a más políticos más deuda.
      O sea, más pobres.



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