viernes, 2 de noviembre de 2018

PARA LOS CUATRO DÍAS QUE ME QUEDAN (23)

     Veo a los políticos embebidos por sucesos del pasado y olvidados de los problemas que nos reserva el futuro. Llevan a primer plano la muerte ya resuelta y entierran la vida que nos espera cargada de miserias. En nuestro caso para millones de españoles.
     La política dominante está influida por muy diversos factores y entre ellos no debemos olvidar la negligencia de un sector de españoles con talento que han dejado las,poltronas influyentes en manos de cuatro robaperas que nunca pasarán de las musas al teatro.
     Si queremos progresar habrá que  dar un cambio a la escuela, otro a la investigación y más aún a los valores democráticos.
     Los tres están necesitados de una cierta concordancia. Y antes de nada, hay que sacudirse las  pulgas que nos parasitan.
    Aun dando por cierto que España no existe (porque es un mito) y tan solo la integran una mezcla de "mestizos" de una parte (por supuesto sucios), y de la otra los "pura sangre" (por supuesto limpios), está cantado que cualquier separación contribuirá a despertar odios que solo se apagan cuando la mayoría se une en bien de todos y no de unos pocos. La pureza -en todo caso- separa.              Puede sostenerse hoy por una mayoría que esa respuesta está ya superada.Pues no. En el fondo las razas  tienden -cada una a su favor- a creer en la superioridad de las unas sobre las otras y que de esa "virtud" depende la riqueza de un pueblo.
   Virtud y riqueza suelen confundirse y se llevan bien. Si los españoles fueran todos ricos, se tolerarían sin contemplaciones.
    Hoy se tolera de mejor grado, en las zonas racistas, a un pobre inmigrante que a un pobre español.

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