En resumidas cuentas uno llega a conclusiones negativas, a nada que se para examinar los programas de nuestros mas acreditados personajes dados a la política. Todo su talento se dedica a deducir qué ofertas tendrán mas votos en las campañas electorales, para darles publicidad de modo que ellos, sus patrocinadores, sigan en el o pasen a ejercer el poder.
Ustedes comprenderán que en España, un país con muchos pobres y pocos ricos, mejorarían sus condiciones económico-sociales si redujeran el número de sus políticos a la mitad y el de sus funcionarios en una tercera parte.
Muy al contrario -sin que los votantes se den cuenta -la nómina oficial aumenta cada año que pasa, mientras las de carácter privado disminuyen hasta conseguir que el paro suba a nubes.
Si usted, lector, se detuviera a contemplar la dictadura que le rodea vestida de mona democrática,, se caería del susto. ¿Por qué ningún partido promete la reducción del.gasto público, por ejemplo en dos terceras partes de las costosas y anti democráticas elecciones de listas cerradas?
Quien haya seguido de cerca el cambio dado al impuesto sobre las hipotecas, habrá anotado que se crea un nuevo negociado público para su control.
¿Enterados? Antes eran muchos los vigilados. Ahora van a ser pocos.¡Ya me dirán!
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