jueves, 4 de enero de 2018

UN AIRE PODRIDO NOS ASFIXIA

     No es mi deseo generalizar, pero si fuera cierto que la excepción  confirma la regla, llegaríamos a esta conclusión: la democracia española está podrida. Todos los partidos que han ejercido el poder absoluto en sus múltiples versiones, tienen en su historial  manchas de las que avergonzarse.
     Y esta España nuestra,  que pierde el tiempo discutiendo si es lícito  o no que participen damas  fingiendo que son  reinas en una cabalgata para niños, se cae de culo  y de ahí no pasa, aunque les informen que el sector energético pega una subida de Dios te ampare hermano,  en este mes de enero del 2018..
     Sube el gas, sube el petróleo, el carbón, la electricidad, hasta la leña y todo transcurre dentro de una linea de resignación mientras el mundo de la política  se dedica a montarnos números de circo a, cara de perro y a organizar muchas elecciones.
     Veamos: en las ciudades no se respira el aire puro, mueren mensualmente decenas de personas en carreteras  y autopistas, pasan frío millones de necesitados, los mares contaminados no pueden asimilar toda la mierda que les llega, la atmósfera está recalentada, el curso de los ríos alterados se queda sin peces, los ricos son más ricos y los pobres más pobres...
     ¡Ajo y agua!, diría mi abuelo.
      Y, como es lógico, las escuelas de España a la cola entre las que participan en pruebas periódicas internacionales para saber cómo respira la docencia patria
      No echen en olvido que la gran crisis es mundial. Que mandan  las grandes multinacionales por encima de las naciones y paga la plebe. Y los políticos, casi todos -salvaremos a unos pocos- en lo más frondoso de la higuera haciendo colección de brevas y organizando el desfile de "reinas mágicas"
     

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