Las tareas propias de la vida moderna son complicadas; incluso para salvar dificultades frecuentes y sencillas, como puede ser, por citar un caso, la apertura de un envase dotado de cierre hermético. Es mi punto de vista y lo tengo en cuenta. Se necesita un cursillo de aprendizaje. No digamos si lo que se pretende es que un personaje político no diga ni haga chorradas.
Esto me lleva a pensar que pocas veces reconocemos nuestras limitaciones. Esta conclusión me acompleja; o llego a deducir que son los demás quienes disimulan sus fracasos: no los reconocen o no quieren reconocerlos como propios.
No voy a citar casos personales que podrían considerarse injuriosos; casos tan expresivos o más que el telegrama cursado entre dos amigos, compañeros de estudios, para anunciar el éxito de un tercero que era un botarate. El mensaje resumía una sorpresa: "Te juro por mi madre que a Cirilo lo han hecho Ministro". Y contestaba el destinatario: "No me lo puedo creer".
De estos "Cirilos" hemos visto muchos, y no echemos la culpa a la democracia: los errores de algunos políticos -sin hacer cuentas mal intencionadas- nos están costando a los españoles una millonada. Han dejado pequeña la maldición del "más se perdió en Cuba".
El "Estado del bienestar" que tanto nos prometen, se aleja de España -y de los españoles más necesitados, que son los que importan- por la sencilla razón de que nuestras estructuras políticas y sociales, además de muy costosas, no pueden estar más contraindicadas. ¡Con la carga que ya, sin más adornos hay que soportar!
Por eso, por los excesivos y tantos inútiles gastos del sistema, nos endeudamos sin raya roja que haga de freno.
¿O creen ustedes que las figuras catalanas que andan por Bélgica pagan viajes, estancias y aprovisionamientos de su bolsillo?
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