viernes, 29 de julio de 2016

VISIONES DE UN NOCTÍVAGO

     Les confieso  reservadamente -no lo cuenten por ahí- que mis sesiones de insomnio me llevan a concretar in mente un futuro fabuloso; un futuro  donde las nuevas generaciones (dentro de cincuenta años, tal vez) tratan de resolver el problema de los pensionistas (que no de  las pensiones) por  el sistema más clásico: el del ahorro, bajo fórmulas tanto personales como colectivas. "Tanto ahorraste, tanto tienes";  con algunos intereses que sumar al principal. Es un sistema rígido y muy aburrido, pero no falla; requiere tiempo, pero si llegases a  morir en el ínterin, ¿qué más da?
     Entonces, el diablillo que me tiene despierto, coscorronea y me dice: "para evitar tu muerte están esos que llaman servicios médicos universales". Pero pienso: "Esa idea es un sueño; no hay dinero para tanto. Sólo en medicar a viejecitos como yo -que cada día hay más por culpa de los buenos servicios sanitarios- nos cuesta la tira. Tendremos que legalizar el suicidio colectivo".
      Reaparece el diablillo y me dice: "También se puede evitar el tal suicidio, si se fomenta la medicina preventiva. Los políticos en lugar de fornicar a impuesto limpio a los que trabajan y ahorran, podrían fijar su  atención en los que comen mucho y beben más, en los que fuman, se drogan, folletean de improviso y sin precauciones, van demasiado al monte, hacen excesivo ejercicio, toman mucho el sol, no reciclan las basuras, conducen temerariamente, etc.  etc."
     "Bien, ¡basta ya", le digo al diablillo que se marcha obediente.
       Bebo un trago de  limonada, doy media vuelta y, cuando creo llegado el momento de cerrar los ojos,  surge otro pequeño demonio:
       "¿Ya has pensado en la que le espera a don Mariano Rajoy si le da por formar gobierno con la cuadrilla de propios  y extraños que le rodea?". "No y me niego a pensar en tal situación; me da mucha tristeza".
       Al fin, quienquiera que fuere el político con mando en plaza, desde que el sol era sol y el mundo fue mundo, para mantener a un rico son necesarios diez mil pobres,  por lo menos,  sujetos a tributo.. Pasa en los mejores países. Le pasaba al molinero de mi pueblo cuando Rusia era un ejemplo de igualdad. Preguntaba: "Las vacas de la URSS, ¿tienen  solomillo? ¿Sí?" Y continuaba: "¿Quién se lo come?"
      "Hay que dar pan y solomillo al proletario" dijo otro político. "¿Ya llegará para todos?", contesto un escéptico.
       "¡Que Dios nos ampare!",  terminó un creyente.
       Y pude dormir.



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