lunes, 4 de julio de 2016

POLÍTICA PREVENTIVA

     Si algo han demostrado las últimas elecciones generales, son dos cosas: una,  que los electores saben responder dando su voto a los candidatos que, inmerecidamente,  más denuestos y vejaciones sufrieron; y otra, que si se tienen en cuenta los méritos propios de cada partido político, es porque la realidad positiva se impone sobre los insultos  del día a día.
     Pero hay que vender bien  esta realidad. Para esto hace falta cultivar una política interna de carácter  preventivo, más que curativo.
     El primer principio preventivo manda que un partido esté bien liderado y que esta jerarquía sea trascendente. Ser trascendente equivale a generar amistad entre los correligionarios, incluídas sus bases,  para ganarse la calle.
     No hay que confundir  la amistad (afecto personal, puro y desinteresado) con la camaradería (camarada:  "persona que acompaña a otra y come y vive con ella") propia de partidos totalitarios,  ni con el compañerismo  (compañero: persona que se acompaña por otra con algún fin), muy común entre  socialistas.
     Todo este quehacer exige la práctica de una política preventiva que, si se hubiera puesto en práctica, habría librado al PP, al PSOE y a otros grupos políticos,  de camaraderías y compañerismos nefastos y, de paso, de trincones y "chorizos". ¡Ya aprenderán!
     Con este criterio pueden ustedes examinar los resultados de las últimas elecciones y deducir las causas de un lógico desenlace, tal y como se ha producido.
     Pero lo que hoy pretendo, es llamar la atención  sobre  la pérdida de votos del PP y el PSOE en las sucesivas convocatorias electorales en el País Vasco. Los electores sienten una creciente indiferencia por estos partidos. A cualquiera que observe este fenómeno,  y tenga curiosidad por  explicárselo, se le ocurriría  preguntar: ¿por qué sucede ésto?
      Muy sencillo: falla el liderazgo trascendente y  falla la amistad entre los suyos, entre los
líderes y sus correligionarios. En resumen alguien ha de acertar a  dirigir esa gran familia con prestigio y autoridad secundado por lo mejores, y al mismo tiempo  ha de buscar y hacer amigos para unirlos y romper la soledad en la que vegetan miles de vascos que aún se sienten españoles.
       Comprendan. Es una opinión  que no quiere herir a nadie. Es mi  verdad. El PP y el PSOE están sin líderes destacados en el País Vasco. Y los votos se esfuman.
       ¿Qué hay de malo en hacérselo mirar? Porque ¿cómo dar con el líder capaz de tener muchos amigos en esa Vasconia que -sin dejar de ser vasca- se identifica con el resto de España? ¿Cómo recuperar los votos perdidos y cosechar otros nuevos?
       Faltan líderes y falta doctrina. Hay tiempo: me explicaré.






No hay comentarios:

Publicar un comentario