miércoles, 20 de julio de 2016

¿A CAMBIO DE QUÉ?

     El hecho, simplificado, es éste: la  candidata del PP a la Vicepresidencia tercera del Congreso se ha visto favorecida en su elección con diez votos  inesperados que, según diversas fuentes, proceden de partidos nacionalistas;  en consecuencia beligerantes contra la unidad constitucional de España.
    Son unos votos paradójicos que sólo  se explican -a partir de indicios y sin  prueba alguna-como pactados "contra natura" entre partidos nacionalistas y el  partido aspirante a formar un gobierno que defienda prioritariamente la unidad de España; pacto acordado a cambio de no se sabe qué.
     Nadie negará que muchos votantes del PP en el País Vasco, cualquiera que sea la explicación, se han acostado con la sospecha de que alguna concesión se ha hecho puenteando el sentir de esos vascos que aún no han renegado de seguir siendo españoles. No se preocupen:  seguirán siendo fieles, pero por libre.
     El movimiento de los resignados suele ser lento y también hereditario; pasa de padres a hijos. Se reafirmarán y  harán públicos  los principios y los propósitos de los hoy diseminados participantes de una teoría política vasco-española y europea;  y si ésta se explica bien, terminarán haciendo número y, tanto dentro como fuera de Vasconia  tendrán, con sus votos, sus propios representantes políticos viviendo entre ellos, conscientes de que son españoles pero vascos y no precisamente nacionalistas. Y se sentiràn amparados cada vez que salgan de casa, sin necesidad de mirar hacia el sur.
     Para eso tendrán que contar con ideología propia.
     Yo no lo veré, porque estoy cerca de la estación término. Pero alguien levantará la antorcha y tendrá seguidores.
 

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