miércoles, 6 de julio de 2016

UN POCO DE HUMOR

     En el año de 1933, mes de noviembre, se celebraron unas elecciones en las que el partido ganador fue la CEDA liderada por José María Gil Robles y el segundo en número de votos el Partido Radical Republicano, a las órdenes de Alejandro Lerroux. El caso es que  Gil Robles -excepción hecha de Lerroux- no inspiraba confianza a los republicanos, entre los  cuales contaba (y mucho) el poderoso PSOE, con tres de sus destacados líderes, aunque se entendieran con reparos, a saber: Francisco Largo Caballero, Indalecio Prieto y Julián Besteiro.¡Menuda diferencia con lo que ahora se estila!
     El Presidente de la República, ejerciendo sus competencias  y sabiendo que Gil Robles, el más votado, no era grato a la poderosa familia republicana, se las arregló para que el encargo de formar gobierno recayera en Lerroux, republicano hasta las cachas. Lerroux formó gobierno, si bien osó designar a tres ministros  gil roblistas,  para quitarse de encima los remordimientos de conciencia, bajo el supuesto de que tal político la tuviera en activo.
     Fue aquélla una legislatura encabritada, con un preludio de  guerra civil, la revolución de Asturias, que vino a durar de dos a tres semanas y fue resuelta con muchas bajas.
     En un Gobierno de difícil textura, y por tanto indefenso, el que cortaba el bacalao era Gil Robles que para eso había ganado de las elecciones de febrero de 1936.
     Los tiempos, las leyes, los partidos, los modos, los hombres han cambiado, pero el PSOE parece que quiere de nuevo dar la nota cerrando filas contra el PP, como en tiempos las cerraron contra Gil Robles.
     Cuando el PSOE se pone a dar el do de pecho, tiembla el misterio. Pero no cuentan con el gafe. Decía  un castizo que hay cuatro tipos de gafe: el gafe propiamente, que carga la gafancia sobre el jugador próximo al que mira por detrás; el contragafe, que dirige su maldición sobre al que tiene de frente; el marmolillo que gafa a todos los de la mesa; y el mamoncillo que lleva  la mala influencia contra él mismo y lo que le rodea.
     En nuestros días, si el PSOE muerde el polvo, no es por causa de Mariano Rajoy al que odian. El mal viene con el mamoncillo que desde dentro de las filas del PSOE gafa  lo que mira. Les confieso que no sé quién  puede ser este mamoncillo. Pero para los del PSOE no es difícil descubrirlo.
     Es muy sencillo:  el PSOE puede conseguir que por aburrimiento, Rajoy renuncie de nuevo a formar Gobierno. Puede hacerlo en su lugar CIUDADANOS mediante un arreglo legal, como en tiempos  de Lerroux. Naturalmente, en ese gobierno, presidido por Rivera, se repartirían los ministerios entre el PP. el PSOE y C´s. En ese nuevo gobierno no estaría una figura destacada: el mamoncillo.
     ¡Ja! ¡Ja!¡Imposible!
     Ya lo sé. Pero lo que importa es España. Y ¿Rajoy? No sería Presidente, pero sí el amo, quedaría limpio de sospechas y ganaría las próximas elecciones por mayoría absoluta.
     ¿Humor ante tanto disparate?
     No veo otro remedio. ¿Pero quién es el mamoncillo?



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