sábado, 16 de julio de 2016

TERRORISMO Y RELIGIÓN

     Es elemental, pero hay que decirlo: no a todo el pueblo o familias árabes se les puede implicar en los actos terroristas que conmueven a millones de seres del mundo entero; en especial desde ése que todavía se le puede llamar mundo cristiano.
     Se ha constituido un Estado Islámico que ha heredado la estructura combativa que venía funcionando desde hace años con el sello árabe y su secuela terrorista... Este terrorismo tiene una cabeza: un Califa con dos territorios Irak y Siria,  que se ha instalado con criterios ambiciosos: dirigir a todos los árabes. Su programa: el Corán. Sus les leyes: las del Corán. Premios y castigos: los del Corán.
     ¿Guerra? La del Corán: "Combatid por Dios contra quienes combaten contra vosotros, pero no os excedáis. Matadlos donde deis con  ellos, y expulsadlos de donde os hayan expulsado".
     Claro está: alguien - el Califa - tendrá que interpretar dónde está el enemigo y  cómo abatirlo. Pero también cabe que cada individuo reciba directamente la inspiración divina para obrar en consecuencia.
     Sólo quería decir que ese terrorismo entreverado con fe religiosa es distinto. Y el pueblo afectado, como correligionario islámico, como creyente, está muy condicionado para poder obrar como un demócrata.
      Intuyo que, de seguir esta oleada terrorista, el pueblo fiel a la democracia, empezará a virar  y a  justificar respuestas duras destinadas al emigrante de origen árabe. Sería una injusticia, pero las democracias también tienen sus puntos débiles.
      Expulsadlos de donde os  han expulsado. Hay acontecimientos si resolver en esta línea de ataque.
      ¿Terrorismo inspirado en mandatos religiosos? Guerra para largo.


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