sábado, 7 de mayo de 2016

PROBLEMA GRAVE Y DADO AL OLVIDO.

     No es fácil. Tampoco difícil. Lo que  parece cierto es que al voto, como a los peces, lo capturan con señuelos. El señuelo, según su cuarta acepción de la RAE,  es una "cosa que  sirve para atraer, persuadir o inducir con alguna falacia". Es decir, con algún engaño, fraude o mentira.¡Otra corrupción a tener en cuenta!
     En algunas circunscripciones electorales, en el siglo XIX y parte del XX, un voto costaba un duro y muchos lo vendían para correrse una juerga dominguera. En esa época el cacicazgo político, estaba íntimamente ligado a la compra de votos. España llena de caciques, pero mal gobernada, estaba en ruinas.
     Han cambiado mucho las cosas porque también lo ha hecho el índice cultural de la sociedad española; pero no del todo, respecto a otras naciones europeas con las que nos codeamos. Y eso hace que nuestra democracia vaya rezagada y que sea el pueblo quien  padezca y pague este retraso.
     Porque ¿cuál es el grave problema que frena el desarrollo de España?
     Los gobiernos no lo quieren atacar y los partidos políticos -menos los separatistas que lo alimentan-  no lo quieren ni oler. De toda la variedad de ofertas políticas que se han puesto en juego y seguiran en candelero en España, no hay una que pida el voto para estudiar la solución que mejor proceda, a fin de enderezar la deriva que ha tomado la evolución autonómica, con secesionismos que se imponen con paso firme, quebrantando las leyes más fundamentales del País.  De ellos, los secesionistas, depende el futuro de España.
       Entre españoles interesados en el tema, hay  dos posicionamientos:
.     - A). Uno, a favorable a resolver el problema reconociendo el derecho de auto determinación a los territorios autonómicos que lo demanden.
     - B). Otro,   que entiende han de ser todos los españoles los que decidan el cambio, si procede.
      En ambos casos sería precisa una reforma constitucional porque   la situación actual,  con unos gobiernos centrales muy debilitados, no resiste el paso del tiempo sin alteraciones impuestas desde la calle por los que defienden la oposición A).
       Los políticos se están valiendo de otras triquiñuelas,  con otros señuelos, para ignorar este problema. Sin embargo, los partidos que venían defendiendo tradicionalmente la unidad constitucional de España, pierden votos a esgalla y poder político en Cataluña y en el País Vasco, donde más han avanzado las tesis separatistas.
      Los integrantes del sector A, siguen firmes en mantener sus ideas; los del sector B,  inseguros, se ven sin perspectivas de futuro. Las próximas elecciones no despiertan entusiasmo, entre los que se sienten más capacitados para para soportar las presiones secesionistas que se barruntan.
     Entre tanto, funcionan los señuelos.  El, señuelo que más  atrae,  es el más simplista: la promesa de aumentar el gasto público, para  dar remedio directo a los más necesitados. Bajo ese supuesto de un auxilio  social en favor de los más necesitados, se consiguen más votos con cierta facilidad. Porque ¿de que les sirve la unidad de España si no tienen para comer?






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