viernes, 6 de mayo de 2016

EL ATAQUE PERSONAL DEL SR. RIVERA

     El  líder y gerifalte de CIUDADANOS, don  Albert Rivera, ha mostrado de cien maneras su vocación pactista: mantiene, por sistema, una "tendencia favorable al pacto o al compromiso, obligándose mutuamente a su observancia" (RAE).
     Hablemos de su forma de ser o de mostrarse en público: el Sr. Rivera nos confirma -día a día- su complacencia por defender este clima pactista en  el que vive. Sostiene que para él nada es imposible, siempre se puede cerrar un  pacto, un  acuerdo:  "Yo creo que "imposible" es sólo una opinión e intento aplicármela en cada cosa para seguir luchando". En suma: siempre es posible, entre políticos, ceder para llegar al pacto.
      Dicho esto, don Albert se contradice, con la frescura de un lechuguino, antes de ser trasplantado: "¿Pactar con  don Mariano Rajoy? ¡Imposible!" Los porqués son muy simples: no se puede  confiar en un hombre que ha tolerado la corrupción en su partido. Luego hay que vetarlo, por estar invalidado para  mantener la honestidad entre los suyos. ¿Pactos' ¡Imposible!
      En esto, para empezar, se equivoca el Sr. Rivera, pues el hecho de vetar al Sr. Rajoy no ofrece garantías para evitar corrupciones. Se conseguirìa mejor este propòsito, si los señores Rivera y Rajoy, o Rajoy y Rivera,  alcanzaran de "motu propio" la puesta en práctica de un conjunto de medidas, cuyo cumplimiento podría confiarse a un organismo instituido con las garantías máximas para cumplir sus fines depuradores en el sector público.
       El ataque contra  hombre personalizado en el Sr. Rajoy, a cargo de su rival político Sr. Rivera, no solo es una falacia (argumento "ad hominen" o ataque al hombre), sino un error para conseguir un objetivo encomiable: acabar con la plaga de corruptos, prestando el mejor servicio a este país llamado España.
       No puede uno enfrentarse a más de siete millones de votantes que han elegido a don Mariano Rajoy democráticamente,  con falacias, con argumentos "ad hominen"; y menos cuando puede a abrirse  -como ya lo tiene asumido el PP- un abanico de medidas eficaces anti corrupción decidido de mutuo acuerdo.
      No nos haga pensar Sr. Rivera que, también para usted, una cosa es predicar y otra enredar con los cascabeles. ¡Creo que se entiende!







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