sábado, 14 de mayo de 2016

DE CAMBIO, ¡NADA BUENO!

     Si pudiésemos ver y oír las ideas con las que manipulaban la política en España algunos líderes partidarios del "cambio", podríamos medir su inmadurez y hasta su falta de lecturas o,  lo que es peor, su ignorancia deliberada de la evolución admitida y criticada - pero implantada-  en los países más avanzados del planeta Tierra; es decir aquellos que gozan de mejor  nivel económico y social.
     Los de verdad constatables, son los cambios experimentados por personajes políticos como Pablo Iglesias o Pedro Sánchez; y nadie sabe si son definitivos.
     En el fondo, el móvil de ambos políticos fué desde un principio el mismo: anunciar  distintas ofertas para captar más votos, no tanto para que prosperara España, como para situarse ellos en fase de bienestar a todo trapo.  De otra forma no se explican "cambios" como los de Pablo Iglesias, capaz de pasar del  insulto al elogio, de la cal viva a la dulce mermelada, para ganarse apoyos en las filas socialistas; ni se entiende la dulzura con que  se recibían en el PSOE la ofertas podemitas y  el reniego de los últimos días, como si les ofrecieran , ahora, la esponja  empapada en hiel del oficio de tinieblas.
     Cambio por cambio, el que les espera cuando,  si triunfan cualquiera de las figuras citadas,  vayan los listos de la clase a negociar en Bruselas el pago de la deuda que acecha a los españolitos que nacen,  ¡nos valga Dios! Deuda que  condicionará a los vivos -como ya sucede-; deuda causa de los cambios que nadie anuncia, pero pueden producirse a la vuelta de un año si Europa quiere.
     Luego, como siempre a la hora de pagar,  los peces gordos romperán la red y escaparán; los pequeños se colarán entre las cuerdas y se largarán libres de cargos. Pagarán por todos, los de siempre: las clases medias atrapadas por las agallas y sin escape posible.
     O sea que, de cambio, ¡nada bueno! Va un café.







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