lunes, 16 de mayo de 2016

LA CRISIS AFECTA AL SISTEMA

 
     Estamos viviendo una crisis política a la que apenas se presta la atención que se merece.  Vivimos
un momento decisivo de dudoso futuro del que pueden derivarse consecuencias graves. Están llamando a la puerta quienes, si llegasen al poder, no se van a conformar con una simple federación de comunidades autónomas. No sería ningún disparate pensar en una Unión de Repùblicas Socialistas Ibéricas, no al estilo moscovita, sino al bolivariano.
     Estas cosas no suelen asumirse  por el  pueblo o los pueblos de España. Pasó con el fascismo. Nos metieron a cambio un nacional catolicismo y el saludo brazo en alto quedó  sustituido por la señal  de la cruz. Aquella pasada de cuatro pueblos y algunos más, perjudicó a la Iglesia. Ahora se vé.
     Hoy me refiero al sistema pactado en 1978: el que "propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico, la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político", todo articulado sobre el principio de que "la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado".
    Este sistema, para los podemistas (si se interpreta su programa) está en  fase de mírame y no me toques. Ellos quieren que las nacionalidades y regiones, ejerzan el "derecho" de autodeterminación para ser soberanos. Estando planteada -como está- esta programación secesionista, la situación de hecho es muy negativa para la soberanìa nacional. Y  los partidos políticos constitucionalistas se dedican a templar gaitas.
    Lo cierto es que mientras unos maduran la idea de abrir un nuevo período constituyente, para posibilitar la decisión de que España deje de ser  una monarquía y  convertirla en un nidal de repúblicas más o menos unidas, otros se la juegan a saber si somos o no los dirigentes de un cambio que se limita a reducir o aumentar el déficit o la deuda correspondiente.
    ¡Ya me dirán! Estoy entre  los pocos no afectados. Lo siento por  ustedes.

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