jueves, 18 de febrero de 2016

ESTADÍSTICA Y CORRUPCIÓN

     Me maravilla la seguridad con que se afirma: la gran masa de políticos puestos al servicio del pueblo son gente honrada; oro molido.
     ¿Y cómo lo saben ustedes? Yo no lo sé,  como  tampoco lo saben millones de españoles. No hay estadísticas fiables. Si hay pocos o muchos políticos honestos, nunca se sabrá con exactitud sin pasarlos por la prueba del algodón.  
     ¿Y en qué consiste esa prueba? Muy sencillo: dejen un fajo de billetes, moneda de curso legal, en un lugar ignorado para la mayoría; un sitio  que permita pensar con certeza que, si el fajo de billetes desaparece, nadie  se enterará y nadie pedirá cuentas ni hará reclamaciones; es decir que el tal fajo puede ser sustraído por cualquiera impunemente.
      Con discreción, pongan a los políticos en ejercicio ante esta circunstancia para ver su conducta y sacar conclusiones. Así,   tendríamos datos estadísticos que nos permitirían deducir, con verosimilitud, cuántos son honestos de casta y cuantos honestos de pacotilla.
      Lo que sì se sabe es que los documentos de valor, el dinero, las joyas y otras piezas de alta escuela,  que eran de todos (hoy del sector público, es decir de nadie, según un socialista listillo), se custodiaban con mimo y bajo siete llaves y que, pese a la vigilancia de los claveros, -custodios de las llaves y vigilantes de los bienes del común- en cuanto se relajaba la disciplina encontraban gobernantes complacientes e impunes que desvalijaban los arcones y  dejaban a los claveros que se llevaran la cuota parte del latrocinio. (Igualicos, igualicos, como hoy algunos  "políticos").
      Todo está  inventado, hasta la recomendación  bíblica: el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. ¿Quién no ha pagado algunos servicios libres del IVA y se ha corrompido e esta forma sin remordimientos de conciencia?
      Los países adelantados tienen legalizada la sisa al  fisco. No es que la recomiende: tan solo constato un hecho. Por citar un caso: ¿Qué me dicen ustedes de los paraísos fiscales? ¿Por qué no se meten con ellos los predicadores de la TV y otros instrumentos dialécticos?
     Como éste hay otros casos que constituyen  - como dice más de un ilustre político español- un ejemplo paradigmático. El ejemplo ejemplar, es decir  paradigmático, está de moda. Como la corrupción.  ¡Manda huevos!





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