miércoles, 17 de febrero de 2016

ESQUEMATIZO Y ME PIERDO

     Me gusta la política por  lo que tiene de crucigrama pero al mismo tiempo sé que soy un fracasado, precisamente por no entender a los políticos.  Es decir: no capto sus intenciones  y me vuelvo destructivo. Y consciente de mi deriva, una vez  que toco tierra,  siento espanto. Si los políticos, tampoco  se entienden... ¿qué va a ser de mí, de nosotros, de los españoles?
     - ¿Cómo arreglaría usted ésto? (Pregunté a un perplejo compañero de barra tomando un café)
     - Dándoles carretera y manta.
     - ¿A todos?
     - Con media docena bastaría; uno de cada bando.
     No les extrañe que -dadas mis manías- saliera de aquel establecimiento decepcionado, pese a lo cual no renunciaba a contemplar  la política española con  delectación masoquista. Esto no hay dios que lo arregle  y si me veo obligado a esquematizar es porque me tienta el humor.
     Clasifico a los políticos -como a los insectos-  en dos grandes sectas: la compuesta por partidarios de aumentar el sector pùblico, frente a la integrada por quienes son forofos del sector privado.
     Los primeros, envilecen la economía para igualarnos a todos en pobreza. Los segundos, envilecen la  política para que los ricos sean más ricos, y los pobres más pobres. Y todos juntos, si te descuidas te limpian hasta  el forro.
      Los partidarios del sector público, al ser votados para solucionar los problemas,  proyectan sacar la pasta a los ricos  para dárselo a los pobres,  siempre que los primeros no se den a la huida. Si se escapan -lo más seguro- es cargar el muerto a las sufridas clases medias.
     Los partidarios del sector privado, proyectan reducir las nóminas oficiales,  suprimir el gasto en subsidios disuasores del empuje creador y las becas de los que  van a clase pero no se esfuerzan en aprender; estas ideas  y otras  por el estilo parecen buenas, aunque bien cierto es que las  nóminas oficiales crecen cada año que pasa.
      Podrían ponerse de acuerdo los de ambos bandos, mitad y mitad, pero no se entienden entre ellos porque no nos  quieren. Se quieren a sí mismos. Lo importante -para ellos- no es gobernarnos, sino subirse al  tíovivo del poder y dejar resueltos sus problemas familiares.
      No sè. No acabo de resolver el crucigrama. Con lo fácil que parece: las hay de sardinas, de cinco letras y termina en "atas"; ¡y no doy con la letra que falta!






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