Está previsto que el PP pierda el poder y deje el Gobierno de España en manos del PSOE. El probable Presidente del nuevo Gobierno sólo conseguirá formar un gobierno estable si cuenta con el apoyo concertado con PODEMOS y con la abstención, más o menos pactada, de partidos minoritarios que le permitan alcanzar una exigua mayoría en la sesión de investidura.
El PSOE estima que si esto sucede, ha conseguido un gran triunfo, en la creencia de que su adversario principal es el PP. Pero no es así. El PP es un edificio carcomido por los gusanos que no está para apuntalamientos que lo mantengan en pie; sus jerifaltes han espantado a sus electores de forma tal, que se prevé una voladura controlada del complejo directivo, con idea de levantar un PP refundado donde todos sus miembros hayan jurado un voto de pobreza y, si me apuran, otro de castidad.
El adversario del PSOE no es el PP: es PODEMOS bajo cuyo control funcionará el nuevo Gobierno hoy en potencia. Un partido que -contra lo prometido- está ya dispuesto a formar parte del equipo que presida el PSOE; pero será PODEMOS quien ejecute. El PSOE -también en decadencia- se somete voluntariamente - ¡que remedio!- por su debilidad, a PODEMOS. ¿Y si se convocaran nuevas elecciones más pronto que tarde?
Muy sencillo: En esas elecciones las izquierdas votarían en mayoría a PODEMOS y las derechas a CIUDADANOS. A no ser que los veteranos socialistas y populares, ya refundados, se coaligaran para salvar los muebles de la vieja escuela. ¡Cosas veredes!
De hecho los partidos políticos, por viejos o por corroídos, también mueren. Suele ser una muerte lenta. Convendrán conmigo en que, tanto el PSOE como el PP, ya han bajado los primeros escalones. Están a tiempo:la unión hace la fuerza.
No tenemos ninguna prisa.
El PSOE estima que si esto sucede, ha conseguido un gran triunfo, en la creencia de que su adversario principal es el PP. Pero no es así. El PP es un edificio carcomido por los gusanos que no está para apuntalamientos que lo mantengan en pie; sus jerifaltes han espantado a sus electores de forma tal, que se prevé una voladura controlada del complejo directivo, con idea de levantar un PP refundado donde todos sus miembros hayan jurado un voto de pobreza y, si me apuran, otro de castidad.
El adversario del PSOE no es el PP: es PODEMOS bajo cuyo control funcionará el nuevo Gobierno hoy en potencia. Un partido que -contra lo prometido- está ya dispuesto a formar parte del equipo que presida el PSOE; pero será PODEMOS quien ejecute. El PSOE -también en decadencia- se somete voluntariamente - ¡que remedio!- por su debilidad, a PODEMOS. ¿Y si se convocaran nuevas elecciones más pronto que tarde?
Muy sencillo: En esas elecciones las izquierdas votarían en mayoría a PODEMOS y las derechas a CIUDADANOS. A no ser que los veteranos socialistas y populares, ya refundados, se coaligaran para salvar los muebles de la vieja escuela. ¡Cosas veredes!
De hecho los partidos políticos, por viejos o por corroídos, también mueren. Suele ser una muerte lenta. Convendrán conmigo en que, tanto el PSOE como el PP, ya han bajado los primeros escalones. Están a tiempo:la unión hace la fuerza.
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