El poder siempre estuvo relacionado con la fuerza intelectual y física del titular que lo ejerce, si bien no hay una proporcionalidad que garantice a más fuerza o a más intelecto más poderío. Desde el momento en que entran en juego otros factores, principalmente el económico, se establece un cambio: a mayor riqueza más poder.
Es curioso -a la par que entretenido y provechoso- advertir que tanto una persona, como una empresa, un municipio o un estado, etc. es más pudiente (tiene mas poder) cuando es dueño de mayores recursos financieros.
Lo lógico sería, pensando en el bienestar de un país, que llegaran a dirigir la política los buenos y más honrados administradores, para empezar, y los mejores empresarios, a continuación, para mantener una lìnea ascendente de riqueza, en beneficio de sus moradores..
Lo ilógico sería que, pensando en los demás, una gran mayoría de poderosos a título individual, creyera que sus virtudes están ahí para favorecer, precisamente, a los entregados al placer de vivir del cuento y de tocar la figurada gaita de ahí me las den todas.
La justicia exige dar al que no tiene, pero no al que no quiere. Y las sociedades ricas suelen llenarse de parásitos bien sabe Dios por qué; porque se conforman con el subsidio.
Siendo así, empiezan a pagar justos por pecadores, y como no hay derecho a que los buenos sufran, aparecen lo políticos pobres pero honrados que van a ir ganando poder y dinero a medida que su política funciona. Hasta que se hacen ricos, le toman gusto al poder del dinero, ya no se acuerdan de sus promesas y cambian el rollo.
Ejemplo: las cosas que decían, referidas a los socialistas españoles, los tremendistas del partido llamado PODEMOS, eran exageradas e injustas, aunque les dieron relevancia y poder; cosas que ahora silencian para seguir chupando de la goma, mientras no se demuestre lo contrario.
Ejemplo de futuro: las cosas que dirían los sociatas del PP si éste se decidiera a abstenerse en la sesión de investidura para que triunfara don Pedro Sánchez, serían para exhibirlas dentro de un marco y producir vergüenza.
Hemos dicho que el poder lo da también el intelecto y éste indica que la golfería no es rentable frente a la innovación y la administración honrada y eficaz, si al mismo tiempo es astuta.
Es indudable que la astucia ha de ir revestida de cándida paloma. Nunca esto fue penado por la ley.
El PP, cualquiera que fuera el resultado en la sesión de investidura (salvo si fuera negativo y diera paso a nuevas elecciones), tendría, con su mayoría absoluta en el Senado, la llave de cualquier reforma profunda. Ejercería el poder a distancia con un mínimo desgaste.
Claro que, además, hace falta astucia para mandar en un Gobierno desde los arrabales. Y claro: hay que saber tragarse el sapo. Es posible. Todo depende del guiso.
¿Pero hay algo más noble y desinteresado que la leal oposición al Poder constituìdo? ¿Hay mejor sacrificio, y que políticamente compense más, que desbaratar las iniciativas de un gobierno conducentes a privar de soberanía a todo un pueblo como el español?
Dicho esto, ante este caos que se vive en España en estos días, cabe pensar que el mando a distancia se ejerce desde Europa y que un posible paso a la oposición previsto para el PP, lo lavaría de penurias y pecados y encauzaría un futuro de alianza a la europea. Ese sería el verdadero cambio.
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