jueves, 31 de diciembre de 2015

MIRAR A EUROPA

    En el fondo del pozo donde están peleando las huestes del PSOE, está la clave del problema a resolver, que no es otro que ser o no ser algo dentro de la Europa unida. Para  más claridad, los del PSOE tienen que decidir sobre si quieren o no que España permanezca en la Unión Europea, no en fase mendicante, sino como país influyente; no sometidos a marcaje, sino con espíritu creador y libre dentro de una disciplina voluntariamente aceptada.
    Al PSOE le ha pillado el empuje europeo evocando la bandera republicana,  cambiando los nombres de las calles y  haciendo la guerra a un general que ya no existe, ni pincha ni corta. Eso lo vió muy a las claras Felipe González, estadista, cuando  abjuró del marxismo, porque era otra la época que nos tocaba vivir, otra el área donde el destino  había situado a los españoles, otro el panorama europeo donde se jugaba la partida.
    El actual líder socialista, tal vez de buena fe, cree que el futuro, tanto suyo como el de su partido, está en enrocarse frente a los conservadores y abrir puertas al populismo rampante. Esto supone seguir por el camino del calvario, sujeto a disciplinas económicas impuestas desde Europa, mucho más duras que la austeridad exigida por las autoridades del propio país afectado por la crisis.
    En estos momentos son muchos los europeos (y los residentes en países prósperos) que permanecen expectantes ante lo que suceda en España y -según sea el desenlace del problema socialista- veremos su disposición a permanecer o alejarse de la Península Ibérica (Portugal también influye).
    Seamos optimistas; pero no por ello dejemos de estar preparados para lo peor, como  buenos europeos. En estos momentos los inversores del ámbito mundial , interesados en negociar con y en España, están atentos a  las noticias que genera la política española. Si el PSOE no cambia de actitud y no se pasa al bando europeísta, las clases medias españolas comenzarán a notar los efectos negativos del cambio bolivariano impuesto por los que se tienen por progresistas.
   

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