lunes, 7 de diciembre de 2015

EL AZAR DEL CAMBIO

     La convocatoria electoral del próximo día 20, puede llevarnos a situaciones imprevistas y hasta nostálgicas.
     Imprevistas: porque cuatro partidos están en situación de recibir la inmensa mayoría de los votos que se depositen en las urnas. Y estos partidos, por fas o por nefas muy distanciados ideológicamente, están -según sean los resultados- en trance de forjar alianzas de conveniencia para repartirse el poder, en perjuicio del partido supuestamente más votado.
     Nostálgicas:  ya que,  después de haber descalificado al bipartidismo como causa de todos los males padecidos por los españoles (separatistas incluidos), en el caso de producirse la tal alianza (más bien  insospechado lío) recordarán melancólicos que los países más adelantados son bipartidistas, algo ya de por sí costoso.¡No les digo nada con tres o cuatro partidos repartiéndose el poder! ("Ha dicho el diputado, de parte del presidente, que le diga al empleado, que pague el contribuyente").
     En España, desde que existieron reyes que dijeron con  orgullo aquello de que "en su imperio no se ponía el sol", una mayoría de nativos (incluidos vascos y catalanes) émulos de sus caudillos generaron un movimiento filosófico según el cual la felicidad estaba muy ligada a vivir a lo grande tocándose las pelotas (dicho a la española para que se entienda).
     No es de hoy, por tanto, sino que viene de tiempos pasados, que los tocapelotas busquen refugio en el terreno de los políticos de buena fe, que todavía quedan algunos.
     ¿Que ha pasado en España? Que las plantillas de  los viejos partidos estaban llenas y al no haber vacantes, no han visto otra solución que fundar nuevos partidos.
     Y en plena crisis, el sufrido contribuyente, en vez de pagar lo de dos, va a tener que correr con el gasto de cuatro.
     ¡En eso consiste el cambio!


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