viernes, 11 de diciembre de 2015

EL CAMBIO QUE VIENE

     Mi escepticismo crece de forma  asombrosa cuando oigo a un político anunciarnos un "cambio" del que, además, se siente protagonista. La realidad es que los cambios llegan pese a los políticos y sin remedio,  muchas veces a causa de una mal entendida política.
     El caso que traigo a cuento lo protagonizó un modesto empresario dueño de un pequeño taller donde se manufacturaban alpargatas de artesanía. Daba trabajo a diez personas todas ellas cobrando el salario mínimo obligatorio. Una demanda sindical y un cambio político, tras unas elecciones, derivó en un aumento de ese salario. El dueño, en edad de jubilarse, cerró el chiringuito porque dejó de ser rentable; sus diez trabajadores se fueron a cobrar el subsidio del paro.
     El hijo del dueño, experto informático, echó cuentas y vió la posibilidad de renovar  el negocio de la alpargata, introduciendo cambios en la empresa.
     Robotizó la producción de forma que solo necesitaba un empleado que vigilara a los robots y un servicio de asistencia técnica contratado por vía mercantil. Ideó unas alpargatas de diseño que puso de moda en las zonas veraniegas de paìses turísticos. Toda la producción era adquirida por una sociedad mercantil que quedó inscrita en otros tantos paraísos fiscales de distintos continentes.
    La empresa fabricante  vendía a la empresa mercantil con un mínimo beneficio, para pagar  en proporción una cuota mínima por impuestos  en el país de origen. La empresa compradora, del propio fabricante aunque con otro nombre, revendía las alpargatas quintuplicando los beneficios  que no cotizaban por estar domiciliada y facturar desde un paraíso fiscal. Negocio redondo.
    Todo un cambio con el que ni siquiera habían soñado los políticos.
     La economía de mercado mundializada es la que está cambiando los comportamientos sociales sin tener en cuenta -o de acuerdo, según casos y países-  a los políticos. Y los votantes  mirándose el ombligo.

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