sábado, 2 de enero de 2016

LAS PROMESAS COMO CEBO POLÍTICO

    Tengo que apelar a mis recuerdos para deducir cuántos se dejan seducir por promesas electorales, de cumplimiento dudoso o imposible, pese a lo cual pueden resultar oportunas y acertar con los deseos de la mayoría.
    Los primeros pasos que dio Adolfo Suárez, al liderar a la UCD, estuvieron cargados de moderación, de buena voluntad y de tolerancia. Entonces dijo aquello de "puedo prometer y prometo" y se ganó la credibilidad de muchos españoles  en favor de una deseada democracia,  por ser una oferta dirigida a una sociedad muy trabajada por el antifranquismo. Hay que reconocer que Suárez procedía de los cuadros mas selectos de  la denostada dictadura;, un tanto en su contra, y sin embargo supo ganarse a una mayoría de electores.  
     El PSOE se lanzó en otra convocatoria  a convencernos con otra frase: "Socialismo  es libertad", Cualquiera, entre los informados, podía objetar: "¿Libertad? Según y cómo" Pero los asesores de campaña no lo dudaron. El viento era favorable a una tolerancia ya iniciada, pero  de corto desarrollo; había llegado el tiempo de dar fin a una larga serie de prejuicios limitativos de los  derechos fundamentales y de la expansión de  las libertades públicas.
    En nuestros  días "Podemos" se presentó en sociedad con un cuadro de promesas y   de tendencias inspiradas en la política bolivariana, aunque llegaban noticias de que una nación como  Venezuela estaba al borde de la quiebra... Pues pese a esta realidad de sobra conocida, con la simple promesa de reproducir el milagro de los panes y  los peces en favor de los desvalidos, los líderes del partido se han hecho  dueños de un importante caladero electoral. No olvidemos que para cumplir lo prometido, a juzgar por lo sucedido en otras naciones, se  desbarata a las clases medias, que suelen ser las que cargan con el peso de los errores tan palmarios como los detectados por "Podemos"
    ¿Qué pasa con el  centro derecha (PP) y con el centro izquierda (PSOE) que han perdido votos a esgalla?
     Muy sencillo: que además de no  ponerse de acuerdo, de verdad, y con un mismo plan para limpiar los cuadros pòlíticos de gente corrupta y de personas cómplices por acción u omisión, -con lo que habrían ganado en credibilidad- no han sabido hacer promesas tentadoras de las que llegan al corazón de los votantes.
     Se han dedicado a mirarse su ombligo, para reafirmarse  en lo buenos que son, y  el culo ajeno para descubrir y alegrarse, la podredumbre del otro por  no decir lo que todos piensan. El mensaje que llegaba al elector no podía ser más nocivo. Se han hecho daño mutuamente el PP y el PSOE, en beneficio  de sus nuevos competidores, pero no de sus votantes.
     Me habría gustado que ambos partidos, ante un mal tan grave como el que sufrían millones  de españoles, hubieran prometido de mutuo acuerdo, por ejemplo, -además de perseguir a los corruptos- una descarada ayuda  en favor de las familias trabajadoras con voluntad creadora de puestos de trabajo, individual o solidariamente, para salir de la crisis.
     Me dirán que ambas cosas, perseguir a los corruptos y ayudar a crear opuestos de trabajo. son imposibles. No tanto.  Sólo  les faltaba lanzar esa idea al público y propagar que ambos partidos de centro irían unidos para realizar ambas tareas. Se habrían ganado la credibilidad de las gentes con dos proyectos realizables. Mucho más realizables  que los de otros que prometieron  con las manos vacías y ya han triunfado.
     En pueblos pequeños, muchos vecinos están reñidos pero, si hay un incendio grave y no tienen parque de bomberos, saben entenderse  para sofocarlo unidos. Claro que para obrar así, hace falta una cierta grandeza y olvidar rencillas.

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