domingo, 24 de enero de 2016

ANTE NUEVAS ELECCIONES

     Las última generación de líderes del PSOE no está dando la talla. Esta realidad la  sufren muchos socialdemócratas; sobre todo sus adeptos mejor formados  que se distinguen por su clara  afición a la lectura.              
     Cuando veo  la prudencia exquisita y la disciplina de lenguaje con la que mantiene su discurso un Ángel Gabilondo, por ejemplo, me pregunto: ¿Cómo teniendo un hombre de esta valía han celebrado unas primarias para  elegir  a un personaje inmaduro que destaca por su pobreza dialéctica,  sus vulgaridades  y su soberbia despampanante?
     Un hombre así es capaz de descuajaringar  a la más sólida estructura social que se haya podido organizar por muy esclarecidos varones y portentosas  damas de nuestra época.
     La máximas figuras del poder socialista español no ha percibido  que en España estamos  viviendo  un nuevo período electoral, porque a un figurín le duelen sus ansias de hacer caca en los retretes  monclovitas.
     Una vez orillado, por el Presidente Mariano  Rajoy, el trámite de la investidura, mucho han de cambiar las cosas para que prosperen otras candidaturas en este empeño. Los demás aspirantes la tienen parda. Me atengo a los hechos. El PP goza de la ventaja de su mayoría absoluta  en el Senado y se puede de valer oportunamente de esta coyuntura  para frenar los efectos legislativos que dimanen de la cámara baja. No hay gobierno que resista los cuatro años de duración normal de una legislatura.
     Por lógica, lo más probable es que, en breve se convoquen unas elecciones generales. Los partidos podrán reexaminar su ofertas, perfeccionar sus  programas,  mejorar sus candidaturas, cambiar de candidatos... Una vez más la, política se va a imponer a las razones económicas.
     Desde luego, mucho ha cambiar el PSOE si no quiere verse hundido en la miseria. Y al PP le puede amenazar el mismo demonio de siempre, si es que la media docena de políticos con  talento que aún perduran a su  lado, no advierten que tienen tres sectores desatendidos, absurdamente olvidados, aunque no lo parezca: el social (las clases desasistidas), el territorial (los problemas autonómicos) y  el cultural (la escuela y la universidad). Al PP le faltan ideas nuevas para resolver problemas viejos, que no se arreglan exclusivamente desde el plano de la economía.
    En este período post y pre electoral que estamos viviendo, los españoles han tenido ocasión de ver el teatro de la política por dentro, incluida la claque que, como se sabe, se constituye con los espectadores que acuden para aplaudir interesadamente a los actores  aunque lo hagan mal. ¡Así es la vida!
    No pertenezco a la claque y por eso me muestro crítico. Por lógica hay dos nuevos partidos que están sacando de la siesta al PP y al PSOE. Lo que pasa es que estos dos  últimos no espabilan. Y cuando lo hagan, mucho es de temer que no se atrevan a dar el barrido que se precisa, entre los suyos; causa de sus dilatadas  desgracias.
    Mejor barrer desde ahora que dejarlo para mañana.



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