martes, 26 de enero de 2016

HORA DE DIÁLOGOS

     Lo impropio de una gran parte de  opinantes mediáticos es mirar los problemas de España con criterios provincianos, y no -como sería más lógico- desde Europa. Tal vez suceda ésto porque los políticos que se tienen por modernos y progresistas,  están todavía vendiendo el "trágala" como en el siglo XIX,  o la hoz y el martillo a principios del XX; y los que se se las dan de ortodoxos se manejan con el catecismo del padre Astete,  en ignorado  paradero en nuestros días.
     Si contemplo y veo así el panorama que nos rodea, no es para juzgar a nadie; cada cual  con su cada cuala.  Lo único que pretendo es  contar, para deducir consecuencias, con una radiografía fiel. Eso es todo.
     Y esta radiografía me dice que los dos partidos de la vieja escuela, -PP y PSOE-, ven cómo sus votantes cambian de bando en sucesivas pruebas electorales, sin  reconocer por qué; y que, los otros, los nuevos, -PODEMOS Y CIUDADANOS- con  aire de ganadores,  a nada que enseñan la patita dan señal de que sus promesas, fáciles para enfermos desesperados, son irrealizables (más en el caso de PODEMOS) en la Europa  que nos ha tocado vivir.
      A  la vista de las propuestas de unos y otros ¿qué  piensan o dicen los pocos expertos  que avistan el panorama político español desde la UE?
    Son pesimistas si el triunfo se inclinara en favor de PODEMOS.  Se muestran esperanzados si ganara CIUDADANOS. Estarían más tranquilos si el PP-CIUDADANOS-PSOE se coaligaran para gobernar.
    Pero como no saben dónde caerá la bola de la ruleta cuando les hablas del PSOE,  suspenden el juicio. Como no conocen hasta donde llegaría el rigor decisivo del PP si le, pidieran otro candidato, vuelven a quedar suspensos. Y como  desconocen donde está el  límite de CIUDADANOS, otrosí digo.
    Henos aquí, donde la vida no para y el tiempo es oro. La radiografía también indica que los españoles mejor preparados, a la vista del futuro cargado de indecisiones, ya han elegido: el que puede huir, se larga; el que no, se  esconde; y los más desvalidos  se arrugarán a medida que las promesas incumplidas les vayan alejando de Europa y que  la pobreza aumente y nos iguale a todos.
   El objetivo que se persigue es  igual para unos y otros: construir una sociedad con menos pobres (en pobreza y en número) y menos ricos (en riqueza y en número). El enunciado es sencillo, la realización compleja. Por  eso el diálogo ha de ir por delante. Al fin, dar con una sociedad de bienestar donde se mantenga un  equilibrio entre ricos y pobres, entre jóvenes y viejos, entre hombres y mujeres, entre  autóctonos  y emigrantes, entre nacionalistas y unitarios puede resultar habitable.
   En alguna medida esto ya sucede en unos pocos países europeos. Da la casualidad de que de una u otra forma han unido sus fuerzas las derechas y las izquierdas para aproximarse al ideal perseguido.
Esto también sería bueno para los españoles.


No hay comentarios:

Publicar un comentario