jueves, 21 de enero de 2016

TRES ERRORES DE LA DERECHA

    Es para escribir un libro. O  mejor un libelo. Los españoles, salvo una minoría  individualista,  culta y tantas veces traicionada, asumen mejor,  y les convence antes y más,  un libelo (además de ser un "libro pequeño" es un "escrito en que se denigra o infama a alguien o algo". RAE), que un tocho editado con la mejor  buena fe. Me voy a conformar por ahora con una nota breve, una cuchufleta, para sentar las bases, en sus acepción más inocente, de un próximo libelo (D.m).
    El primer error viene de antiguo: no abordar, con generosidad política y justicia serena, el problema  social de millones de españoles, conciliando el principio de la igualdad tan anhelado,  con el no menos práctico y justo de la equidad. (La derecha ni zorra idea; no lo hace y si lo hiciere no lo sabría vender).
    El segundo error: haberse olvidado de la escuela activa y moderna, con grave perjuicio  de las clases  más cultas y en beneficio de unos pocos entregados al adoctrinamiento cuasi religioso de los nacionalismos, asunto éste que bien se merece un  ensayo filosófico. Tema delicado como para encomendárselo  a toscos y prepotentes ministros, y no a verdaderos artífices de eso que llaman la educación. (La derecha, en esta materia, sigue dormida a pierna suelta "a la orilla de un pozo,  sobre la fresca hierba").
     El tercero y más corrosivo error: el consentido e impune latrocinio del erario, instalado en  los innumerables y mal vigilados recovecos de la Administración pública, al que se adhieren cual ladillas las plagas  de descuideros y bergantes  de toda España y parte del extranjero. (Se forran mientras los líderes  derechistas  pasan a formar parte de una lista de tontos inconmensurable. Los  rampantes hacen su carrera en pocos  años pero la capa robada no aparece).
     La política siempre  ha de empezar por casa, donde la buena administración  permite que todos aporten algo al fondo común, sin perder de vista  que nadie ha de gastar de lo que no tiene.   Es el cuarto error que hoy por hoy me lo callo por vergüenza.
     ¿Pero qué hemos hecho los españoles para aguantar ésto?



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