martes, 12 de enero de 2016

ODIOS IRREMEDIABLES ENTRE POLÍTICOS

     Suelen darse,  entre políticos, situaciones enconadas que les inducen a no ser objetivos y equilibrados cuando se les pide que actúen en beneficio de la inmensa mayorìa de un país. El odio trufado con la política  repercute, casi siempre, en  quienes menos culpa tienen.
     Cuando el odio anida, para más inri, en personas ambiciosas, capaces de cualquier hazañería con tal de ver satisfecho su medro personal, se puede llegar   al acabose; por ejemplo al cierre en falso de un problema, algo que ya ocurrió durante el período constitucional con la creación del sistema autonómico, ideado para apagar los odios, herencia de la guerra civil,  de muchos nacionalistas. No quisieron darse cuenta los gestores autonómicos, de la realidad que ya se vivía cuando se forjaba democracia. No eran autonomistas, los que reclamaban la autodeterminación, sino  separatistas. No se puso auténtica voluntad por solucionar el problema. Sencillamente se limaron asperezas y desde el poder central se toleraron conductas que sobrepasaban los límites legales a las que ya, bajo el apelativo de "nacionalidades" (en realidad conatos de nación), se les consintió que fueran instrumentando una estructura nacional, a la que sólo le falta hoy que alguien pise  el pedal de arranque. Ni más ni menos: lo que ahora ocurre en Cataluña.
     Los políticos españoles, a los que hemos confiando la defensa de las Españas (nuevo Estado plurinacional, según algunos quieren vendernos la anomalía),  están  disimulando  con gestos de serenidad controlada, su vulnerabilidad,  su indecisión... En el fondo su miedo a resolver el problema.
    Claro está: los partidos más responsables están fraguando una nueva y seria pérdida de votosque se contabilizará  en la  campaña electoral que sea vecina.
    Hay momentos en la vida de una nación -si quiere seguir siendo una- en que la medicina no vale. Hay que cortar por lo sano. Y la cirugía, que a veces bien controlada suele ser curativa,  sirve para sanar al paciente. Solo estoy hablando del artículo 155 constitucional.

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