miércoles, 28 de octubre de 2015

DIVAGACIONES DESDE VASCONIA LXXXVII

     LOS FUEROS VIGENTES EN EL PAÍS VASCO.- Me detengo en mis divagaciones a observar el comportamiento de los separatistas catalanes y el concepto elaborado de nación al que aspiran, precisamente cuando a los pueblos  promotores del invento se les queda pequeño el país-nación y centran  sus esfuerzos en la configuración de  uniones continentales de territorios sin fronteras.
     Paradoja: aquí me tienen hablando de fueros.Todo porque en la Constitución española de 1978 se presentaron no pocas reclamaciones para recuperar las antiguas competencias forales. Contra todo pronóstico,   pudieron  ser derogadas en el texto constitucional las disposiciones que en el  siglo XIX se dieron para acabar con el régimen foral tan antiguo y tan añorado por gran familia vascongada. Y se derogaron los fueros que la Constitución de 1978 trató de resucitar.
     Esto hace suponer que la foralidad en Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, no ha pasado  a mejor   vida sino que aún existe. Y no es verdad,  ya que el régimen  autonómico vigente, para empezar, está inmerso en un entramado legal que reconoce el equilibrio de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) totalmente uniforme, enemigo de las esencias forales que entremezclaban ese poderío en virtud de herencias y privilegios no justificados para los defensores de  la libertad, la igualdad y la fraternidad.
     Por ejemplo, las Juntas Administrativas de los pequeños pueblos alaveses, se elegían  por los cabezas de familia que tenían  asignada suerte fogueral y los candidatos no se presentaban por partido político alguno; eran sencillamente vecinos del pueblo elegidos  entre los más destacados por su honradez y buenas costumbres. En la actualidad votan todos los censados en pie de igualdad y se forman candidaturas partidarias. Con tal motivo, se esfumó el fuero.
     Los derechos históricos de los territorios forales andan perdidos en legajos inútiles porque la ley inexorable del tiempo  pasado  y el inevitable  cambio de costumbres, ha hecho  inviable la recuperación de vigencias que ya son  historia.
    ¿Hablamos del espíritu foral? Tal vez por esa vía podamos encontrar alguna aproximación a lo que fue en sus mejores tiempo  la vigencia del  fuero.
     Esto no impide que los catalanes separatistas -que se ponen ellos mismos en la cresta de la ola de la modernidad donde se espuma el progreso- estén aún en los tiempos de la  contrarreforma. Algún día se darán cuenta.

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