EL PESO DE EUROPA. Nuestros universitarios, pese a sus flamantes títulos, se ven obligados a emigrar para, al fin, ejercer un oficio que no precisa de estudios superiores. ¡Es absurdo! ¡Un despropósito!
En realidad, a nadie se le aconseja que vaya en busca de trabajo a un país del que ignora su idioma. En estas condiciones, se expone a soportar las tareas más deleznables y peor remuneradas. Las quejas vienen por ese lado. Desde el sentido común, antes de preparar la mochila, debe asegurarse -como arma de entendimiento y defensa- el dominio del idioma del país donde uno quiere trabajar.
Son muy pocos los españoles que se preparan para ejercer su profesión, algo ya normalizado para ciudadanos de la UE. Como es lògico habrán de convalidarse sus conocimientos profesionales y los títulos que avalen su cualificación. Resuelta esta parte del problema, la barrera más difícil de superar es el conocimiento del idioma o idiomas que faciliten el acceso al puesto de trabajo deseado.
Hay jóvenes que debidamente informados, se colocan en países de la UE con normalidad, pero la mayoría no están preparados para vencer las dificultades idiomáticas. Y muchos de ellos no están preparados siquiera para el correcto uso del castellano, -conocido por español en el resto del Mundo- .Hace unos minutos, por Antena 3, el economista Sr. Garicano nos indica que "Ciudadanos" está "preveyendo" no se sabe cuántas medidas para hacernos felices a los españoles. ¡Bien, Sr. Garicano! ¡Con los fácil que es "prever" y lo difícil de "preveyer".¡Tiene su mérito! Empiezo a dudar de sus saberes como economista.
De cualquier forma en España se ha generalizado el estudio y uso de idiomas vernáculos, no se sabe si por pura ciencia o en aras de una patriolatría muy estimable, cierto es, pero con olvido de los beneficios que pueden derivarse de facilitar el acceso de nuevas generaciones a niveles de vida más dignos, dominando algunos idiomas claves.
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