lunes, 5 de octubre de 2015

DIVAGACIONES DESDE VASCONIA LXIX

      LA INICIATIVA ANTE CATALUÑA,  COMO PROBLEMA. - Desde mi rinconcito vascónico, solo frente a la pantalla del ordenador, después de leídas algunas noticias, uno no acaba de entender por qué  el Sr. Presidente del Gobierno no agarra por los cuernos el  problema que a todos los españoles nos  ha planteado  el separatismo de Cataluña. ¿Quién mejor para asumir esta tarea? ¿No advierte el Sr. Presidente aludido que al tomar una iniciativa de este carácter está eligiendo  el mejor sendero para ganar  con holgura unas  elecciones?
      Cierto, es un problema endemoniado,  pero ¿por qué no abordarlo desde la lógica más elemental al alcance de todos?
      Los catalanes separatistas se quejan del trato que se viene dando a Cataluña por los Gobiernos centrales,  hasta concluir: "España nos roba". Partamos de esta realidad: si hay diferencias entre Cataluña y el resto de España, conviene a todos proceder fríamente a su análisis.
      ¿A quién corresponde confirmar o desmentir esta interrogación? ¿A quién le toca proponer este análisis? Sencillamente, al Gobierno de España. Si el Gobierno se calla, indirectamente  otorga. Así lo asume el subconsciente de la mayoría de los electores
      Pensemos por un momento en una persona en sus cabales que por diferencias contables con su vecino comprueba que no se ciegan las   goteras del tejado... ¿Que es lo primero que decide? Arreglar las cuentas, encargando a persona experta y de confianza para ambas partes, eso que ahora llaman una auditoría.
      ¿Qué inconveniente puede haber en que el Presidente de un Gobierno, debidamente asesorado,
se ofrezca para ir a cuentas y  prometer que si existieron "robos" se repararán los daños, para luego seguir hablando sobre bases reales de las aspiraciones de unos y otros?¿Qué hay de malo en prometer que esa auditaría puede servir de base para abrir nuevas negociaciones sobre el futuro de España y de sus territorios autónomos?
      Da pena ver que prospere una fantasía federalista, como  si fuéramos con ella a resolver el órdago del separatismo, y nadie salga al paso con una lógica  y necesaria medida -arreglar primero las cuentas- para preparar las bases  todo diálogo que se pueda desarrollar después.
      En fin. Algo me dice que si el Sr. Presidente se limita a escurrir el bulto con la monserga del consenso para una dudosa reforma constitucional, tendrá que conformarse con los resultados electorales que como mucho le pueden dar una mayoría minoritaria. Y eso tiene un precio que lo vamos a pagar todos.

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