viernes, 16 de octubre de 2015

DIVAGACIONES DESDE VASCONIA LXXIX

     EL ESPAÑOL ANTE LOS NACIONALISMOS.- El PP de Álava fue alguien  en el País  Vasco, ya que electoralmente pudo alcanzar cotas de gobierno local y provincial que nunca logró este partido en Vizcaya y Guipúzcoa. Sin lógica aparente, la cúpula otorgaba la dirección del PP Vasco a Vizcaya o a Guipúzcoa.  Al final, el partido de cada provincia hacía su vida, sin responder a una acción concertada para todo el País Vasco. Esto suponía una pérdida de poder.
     El problema se agravó cuando los nacionalistas vascos,  -con sus partidos- fueron imponiendo sus criterios políticos en los distintos órganos de poder: en los centros docentes, en los sectores mediáticos, en la iglesia, en la sindicación laboral, en las organizaciones culturales y deportivas, en los festejos populares...  en la calle.
     Los partidos de ámbito español, se fueron desdibujando. Sus electores,  hombres y mujeres que por mayoría compaginaban el hecho de ser ciudadanos vascos de origen extraño al País, al palpar la realidad y viendo a los nacionalistas dueños de la situación, se inclinaron  en la vida corriente, a contemporizar y a vivir camuflados, sin atreverse, a exhibir  un solo distintivo que revelase su identidad española.
     ¿Qué pasaba? ¿Cuáles eran las causas de esta pérdida de votos por los partidos de ámbito nacional? El,diagnóstico no falla.
     Los vasco-españoles fueron descubriendo que los hombres y mujeres nacionalistas vascos, en la problemática diaria, recibían mejores ayudas y apoyos través de sus partidos  vasquistas, que los vasco-españoles por medio de los suyos españolistas.
     No es que se obedeciera a consignas discriminatorias, que no se  hicieron patentes, sino que al paso del tiempo, estos vasco-españoles se hicieron cargo de esta realidad, aún más absurda: los nacionalistas vascos, recibían del poder central, las mismas atenciones y ayudas que los demás, es decir en pie de igualdad; y sin embargo, los vasco españoles, por parte del poder nacionalista vasco. a cuenta de no saber el idioma autóctono y otras zarandajas, se sentían en casos concretos  en inferioridad de condiciones, respecto a los identificados como si fueran de casa. Puede que sea un complejo de inferioridad, pero la realidad es la que es
        Con el paso delos años, manteniendo  esta trayectoria, los votos se fueron  tras el que se mantenía más y mejor en el poder. Ya sucedía cuando la afición se inclinaba hacia a un lado, y sucede ahora cuando pasa todo lo contrario.
       ¿Cuál es el remedio? Para crear y mantener partidos políticos de ámbito supra local, -españoles y europeos- hay que contar primero con la existencia de un centro de influencia desde el que  se atienda a todo aquel que llegue en demanda de apoyo. Un centro que emane poder
      Para eso, desde abajo, desde los cimientos,  hace falta mantener un plan orientado a la persuasiva recuperación y captura del voto. Esto no es posible si no se alza una bandera de ideales y, sobre la marcha, se monta la intendencia para servir de abono a las conciencias que son leales al ideario.
      Lo digo con claridad para que no haya engaño: el, poder siempre necesitó del pueblo y éste -desde la debilidad- responde a constantes atractivas. Desde esta perspectiva los votos fluyen. De, otra manera, se van.
      Claro que hay que empezar por recuperar la escuela.  Pero uno no ha nacido para dar lecciones.  El que quiera aprender que vaya a Salamanca, o a Mondragón.
       En este país de taifas, los partidos españoles, si no cambian, están llamados a compadrear o a desaparecer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario