LA EVOLUCIÓN FORAL.- El siglo XIX fue, para España, el propio de un país donde predominaba el analfabetismo; país cuyo avance quedó en manos de unas minorías que no se entendieron por la vía del diálogo y optaron por gastar los pocos bienes que tenían -muy mermados desde la francesada-, en pelear a brazo partido los unos y los otros: es decir, por entenderse a garrotazos. Todavía hay quien echa de menos esas prácticas, a juzgar por cómo se expresan cuando hacen o dan lecciones de política algunos de nuestros líderes.
Antes de que esto sucediera, la influencia francesa se intensificó en España con el reinado de los Borbones y la intelectualidad del país vecino terminó por hacer llegar, a nuestras tierras, las corrientes de opinión aventadas por los intelectuales de la "Ilustración". ¿Con qué idea? La de combatir la ignorancia, la tiranìa y la superstición.
Era verdad: la mayoría de los seres humanos estaba sometida y sufría en sus carnes y en sus espíritus esa triple presión (ignorancia, tiranía, superstición) a cargo de los que sacaban ventaja: unas minorías privilegiadas.
Cuando hablamos de los fueros, hay que tener presente esa realidad. La Vizcaya, en la que vivió Sabino de Arana (último tercio del XIX) y en la que reaccionó el pueblo llano que vivìa de la extracción de mineral, el vulgo estaba sometido a una vida indigna, y las fuerzas que se repartían el poder político y económico no lo querían ver; desde una posición muy cómoda para unos pocos, que consintieron y mantuvieron sus ideas sin tener en cuenta que eran unos privilegiados, se montó la pelea por desigualdades clasistas, y para su remedio hubo que buscar un chivo expiatorio: en aras de la igualdad cargarse los fueros y de paso la religión
Miles de personas desinformadas entraron a la pelea de buena fe, muy cabreados, pero sin saber que eran carne de cañón.
¿Quiere esto decir que los fueros eran injustos, malos por esencia e inviables? No. Los fueros tenìan que evolucionar para no ser un privilegio. Pero prosperó la nada sobre el todo ¿Por qué no hubo diálogo? Por codicia pueblerina.
Verán: Vizcaya tenia un riqueza minera férrica mal explotada; incluso tenía limitada su venta por disposiciones fueristas. Cuando un gobierno liberal suprimió las aduanas interiores, se pudo vender el hierro vizcaino en toda España. Este libre comercio multiplicó los beneficios y a nadie le dolió la pérdida del fuero. Incluso, más tarde, se hizo legal lo que podría llamarse un nuevo fuero: la protección arancelaria en beneficio del hierro producido y vendido en España, para disuadir la entrada de hierros llegados del extranjero. Vizcaya y el País Vasco, mejoraron sus posición económica sin que nadie echara de menos la pérdida de las aduanas interiores entre las Provincias Vascongadas y el resto de España.
¿Los fueros malos en sí mismos? Los hay nocivos, pero otros pueden ser -como lo fueron en añejos tiempo- muy positivos. Era preciso adaptarlos a la evolución social y económica de los nuevos tiempos. El Concierto Económico de 1878 puede servir de ejemplo. Lo malo es que fuera aprobado a título de excepción, sin dejar una salida para salvar esta circunstancia. Habría que estudiar los inconvenientes que existen para orillarlo.
Pero no veo que los fueros (o como se quieran llamar) hayan de condenarse por haberse convertido -según algunos- en privilegio. Habrá que combatir el fin que cumplen si este fuera condenable, pero no al instrumento. Un cuchillo puede servir para matar, pero no condenemos al instrumento, sino al que lo usa para daño de terceros.
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