sábado, 5 de septiembre de 2015

DIVAGACIONES DESDE VASCONIA XLIV

     LA PESCA DEL VOTO.- Estamos en período pre electoral y los partidos políticos andan eligiendo cebos para la pesca del voto. Pesca lícita y encomiable si se respeta  un doble requisito: Cumplir los dictados de la ley y, por tanto, no incurrir en la oferta de promesas ilegales.
     Es posible que, observando estas normas, existan tratados sobre cómo ganar adeptos y captar votos, pero mucho me temo que entre los políticos hay  muy pocos aficionados a la lectura o muchos superdotados en suficiencia.
     Personalmente me ha tocado vivir cerca de la política y he observado que los aspirantes a un cargo electivo, rara vez se juegan su  dinero en la aventura electoral y, por tanto, si pierden, ¡mala suerte!, otra vez será. Cosa muy distinta sería si estuvieran obligados a rendir  cuentas y a responder de las pérdidas, como sucede en cualquier empresa creada con  fines comerciales.
     En España es habitual que los participantes en  las elecciones no valoren en euros contantes y sonantes el coste del cargo al que aspiran. Como consecuencia, los triunfadores consideran, en su mayor parte, que han recibido un regalo y que el desempeño de su función puede hasta ser  decorativa.¡No pasa nada! Con reunirse en cuatro comilonas y viajar en plan turista y por cuenta ajena, creen haber cumplido  y ahí se acabó todo.
    Partimos de un error: casi nadie  lo piensa,  pero un partido político es una organización creada con el fin de alcanzar poder para cumplir un programa ideado en beneficio de la colectividad.
   Un partido político es, al fin, una empresa creada para ganar adeptos y sumar votos. Todos los que participan en las actividades de un partido, han de saber y creer que su objetivo  final es cumplir con un programa, pero su empeño inmediato es el de pescar votos, con un añadido: mantener muy elevada su dignidad y su prestigio.
    A partir de esta realidad tangible para todos los que estén comprometidos con hacer prosperar  la empresa política, no caben bromas. En estos casos, el   que no cumple, sobra. Y un hecho a tener en cuenta, todo el que no colabora a la ganancia de votos, no sirve y por tanto es material de desecho.Otra  nota a no olvidar: todo gasto  que no sirva para captar votos, es dilapidación.   Hay que mirar las cuentas con lupa. Al  dilapidar, crecen los corruptos.
    Todo ello sin salirse del marco legal vigente.

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