miércoles, 23 de septiembre de 2015

DIVAGACIONES DESDE VASCONIA LIX

     LA CIUDADANÍA EUROPEA.- Para empezar: no existe tal ciudadanía. Gozamos de ciertos derechos a título personal por estar nacionalizados en alguno de los países miembros, pero de escasa entidad. Por lo tanto, creerse que al dejar de ser español no pierdes los derechos ciudadanos europeos, es una mentira. No se pierde lo que no se tiene.
     El problema es otro: ¿qué pasaría con las personas,  hoy nacionalizadas como españoles si,  en un supuesto, alcanzada la independencia por Cataluña, quisieran mantener la nacionalidad española?
     Entre los separatistas sostienen que conservarían sus derechos y que, por tanto gozarían de lo bueno de España y de lo también bueno de la oferta catalana: es decir una doble nacionalidad muy ventajosa.
     Esto sería  una ilusión al  cuadrado, todo porque los separatistas  hablan de sus derechos, pero no de sus obligaciones. Es natural que, desde España, se les exigiera el cumplimiento de sus deberes como a cualquier español: por ejemplo pagar los impuestos a la Hacienda española. Y puede ser que se legislaran otras nuevas leyes españolas para evitar el fraude de ser catalán a todos los  efectos y español para recoger solo beneficios.
     Además, sería pintoresco que, mayoritariamente, se diera el caso de que los catalanes quisieran seguir siendo españoles. Sería someterse  a un plebiscito diario en el que fueran mayoría los que quieren ser españoles por sentirse bien tratados bajo el pabellón español.  En esas circunstancias, si en el territorio catalán hubiera una mayoría de españoles, por lógica, aquello sería otra vez España.          De cualquier forma, cuando los planteamientos separatistas llegan a defenderse, como si fueran lógicas, con situaciones que conducen al absurdo, es señal de que están confundiendo los valores de la democracia con los de una lata de sardinas.
     Es difícil hacer funcionar un nuevo Estado, pero mas aún si para ello se necesita parasitar al país vecino del que procede. Estaríamos asistiendo a la proyección de una película para idiotas. Los separatistas extrovertidos piensan que los "unitarios" silenciosos son tontos y  mártires. Por eso tienen tales ocurrencias.
   

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