jueves, 24 de septiembre de 2015

DIVAGACIONES DESDE VASCONIA LX

      LOS PESCADORES DE VOTOS.- Comprendo que oponerse a las mayorías, equivale a perder el tiempo. Por eso, los políticos, pescadores de votos, lo primero que aprenden es a explorar las demandas preferentes de los electores y una  vez detectadas, a poner ante su voracidad el señuelo que mejor pueda seducirlas. Así se forman las mayorías.
      Ejemplo: las familias numerosas terminan siendo una carga para sus progenitores. Sin embargo, a los Estados pujantes, puede convenirles socialmente una mayor natalidad con fines diversos, tales como asegurar las pensiones de vejez. El político empieza por ver que la familia con uno o dos hijos es mayoritariamente aceptada por la comunidad de electores (progresistas); tener tres o más hijos  es doctrina de  minorías (tradicionalistas también llamados carcas).
      El político tiene que elegir entre favorecer el aborto preventivo (o  quirúrgico)  con cargo a los fondos públicos y congraciarse con la mayoría, o primar con subvenciones a las familias numerosas, para contentar  a la minoría, también con cargo al presupuesto.  Como puede  uno suponer, los candidatos  "listos" son progresistas. Los otros no tienen  futuro.
     En realidad, las mayorías siguen a los políticos que ofrecen "el pájaro volando", si además se le llama  "progreso", y olvidan  al que promete   "pájaro en mano" por muy buenas que resulten las previsiones de futuro; y con más razón  si, con ironía, a  esta oferta se la califica de "regresiva" por no decir trasnochada.  La política nunca vende realidades prácticas, aun cuando de ellas dependa la "prosperidad" de los pueblos, que es lo que de verdad importa; vende ilusiones.
     Los separatistas catalanes ofrecen un país independiente con nuevas fronteras, moderno, bien formado donde nadie robe,  pese a tener las guaridas del latrocinio cercanas a quienes prometen juego limpio. ¡No importa!, en cosa de pocos años -según ellos-  estarán a la cabeza del Mundo.
    Los "unionistas" españoles, a la defensiva,  dicen que -al contrario- la prosperidad está en la Unión Europea que ya existe sin fronteras,  para borrar diferencias y reducir costos.
   La Cataluña separatista vence, aunque al final pierda su pertenencia a Europa. Y España pierde, aunque se mantenga europea y por último  gane. Los catalanes separatistas han fomentado un sentimiento mayoritario porque lo sienten así: somos  más guapos, más listos, más ricos. ¿Quién no se apunta?
   En realidad a la Península Ibérica y a todos sus pueblos les ha faltado durante siglos   "escuela y despensa" que pedía Joaquín Costa. Pero no dijo en poder de quién deberían estar ambas: si en manos de la "fuerza"  (al estilo totalitario) como ahora pasa, o en las del  "mérito" (al estilo noblemente democrático) como debería de haber pasado.
    Está todo escrito.

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