Saco a colación estas noticias, por algo elemental: el ser humano se deja llevar y se rinde convencido antes por las emociones que por las razones.
Los nacionalistas no suelen hacer uso de la racionalidad argumental para garantizar días de vino y rosas a sus paisanos. Ayer se demostró en Barcelona. Sacan a relucir motivos emocionales. Y aunque en los pueblos, como en las familias, la prosperidad va casi siempre unida al talento, al grado de formación y a la capacidad de dedicación y trabajo de sus miembros (la racionalidad por delante), en igualdad de condiciones, la lógica emotiva da mejores resultados: "España nos roba" -dicen los catalanes separatistas. Se induce que de no ser así Cataluña quedaría convertida en un paraíso. Pura tesis emocional.
Aunque a la dialéctica racional se le otorguen sus méritos, siempre resultará vencida hasta la llegada de generaciones experimentadas en la interpretación de lo razonable. Hasta ese momento es más fácil no pararse a pensar y dejarse llevar por los buenos sentimientos: vencerán siempre los líderes sentimentalistas cuando se dirijan a pueblos que de buena fe asuman argumentos emotivos, porque es mas fácil guiarse por el corazón que por el cerebro.
Aunque a la dialéctica racional se le otorguen sus méritos, siempre resultará vencida hasta la llegada de generaciones experimentadas en la interpretación de lo razonable. Hasta ese momento es más fácil no pararse a pensar y dejarse llevar por los buenos sentimientos: vencerán siempre los líderes sentimentalistas cuando se dirijan a pueblos que de buena fe asuman argumentos emotivos, porque es mas fácil guiarse por el corazón que por el cerebro.
Al contrario de esto que digo, el Ministro de Hacienda mostraba ayer, en una rueda de prensa, su verdad económica en gráficos. La materia a explicar no despertaba emociones. Un tema conceptual no es periodístico. El auditorio estuvo atento pero silencioso. A mí, espectador a distancia, no me pareció que los presentes salieran del cónclave convencidos. A la cosa le faltó emoción. Es cierto: hay quien no sabe comunicar.Pero es muy difícil convencer con ideas cuando no sintonizan el discente y el docente.
Le escuché atentamente al Ministro Sr. Montoro y me dejó frío. Acto seguido le leo al ingeniero industrial Leopoldo Abadía uno de sus escritos socio-económicos y me emociona.
Menos bien, me digo, que éste monumento de hombre no se presenta como candidato en las próximas elecciones, porque barrería.
Le escuché atentamente al Ministro Sr. Montoro y me dejó frío. Acto seguido le leo al ingeniero industrial Leopoldo Abadía uno de sus escritos socio-económicos y me emociona.
Menos bien, me digo, que éste monumento de hombre no se presenta como candidato en las próximas elecciones, porque barrería.
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