sábado, 12 de septiembre de 2015

DIVAGACIONES DESDE VASCONIA L

         RACIOCINIO O SENTIMENTALISMO. - Hace unos días un niño fugitivo, muerto a la vera del mar en una playa griega, conmovió al  mundo. En otro plano, ayer, el Ministro de Hacienda español, en un rueda de prensa convocada para explicar el  optimista  futuro económico de España,  dejó fría a la concurrencia.
         Saco a colación estas noticias,  por algo elemental: el ser humano se deja llevar y se rinde convencido antes por las  emociones que por las razones.
         Los nacionalistas no suelen  hacer uso de la racionalidad argumental para garantizar días de vino  y rosas a  sus paisanos. Ayer se demostró en Barcelona. Sacan a relucir motivos emocionales. Y aunque en los pueblos, como en las familias,  la prosperidad va casi siempre unida al talento, al grado de formación y a la capacidad de dedicación y trabajo de sus miembros (la racionalidad por delante), en igualdad de condiciones, la lógica  emotiva da mejores resultados: "España nos roba" -dicen los catalanes separatistas. Se induce que de no ser así Cataluña quedaría convertida en un paraíso. Pura tesis emocional.
        Aunque a la dialéctica racional se le otorguen sus méritos, siempre resultará vencida hasta la llegada de generaciones experimentadas en la interpretación  de lo  razonable. Hasta ese momento es más fácil no pararse a pensar y dejarse llevar  por los buenos sentimientos: vencerán siempre los líderes sentimentalistas cuando se dirijan a pueblos que de buena  fe asuman argumentos emotivos,   porque es mas fácil guiarse por el corazón que por el cerebro.
         Al contrario de esto que digo, el Ministro de Hacienda  mostraba ayer, en una rueda de prensa, su verdad económica en gráficos. La materia a explicar no despertaba  emociones. Un tema conceptual no es periodístico. El auditorio  estuvo atento pero silencioso. A mí, espectador a distancia, no me pareció que los presentes salieran del cónclave convencidos. A la cosa le faltó emoción. Es cierto: hay quien no sabe comunicar.Pero es muy difícil convencer con ideas cuando no sintonizan el discente y el docente.
         Le escuché atentamente al Ministro Sr. Montoro y me dejó frío. Acto seguido le leo al ingeniero industrial  Leopoldo Abadía uno de sus escritos socio-económicos y me emociona.
         Menos bien, me digo, que éste monumento de hombre no se presenta como candidato en las próximas elecciones, porque barrería.
        

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