miércoles, 22 de enero de 2020

Y ASÍ EMPEZÓ LA COSA

    Y ASÍ EMPEZÓ LA COSA (2)

    Era febrero de 1977. Los partidos políticos más diversos estaban preparándose para la lucha electoral que daría paso a los más diversos partidos políticos de derechas, de centro y de izquierdas. La disciplina dictatorial había perdido vigencia y la libertad invadió calles, escenarios, paredes y hasta iglesias para que -sin ira- la multitud rompiera moldes. Los vencidos en esta tesitura eran los franquistas que se refugiaron de mala manera para sostener a escondidas sus vergüenzas totalitarias.
      Y así empezó la cosa. La "derecha" acaudillada, aunque se proclamara  víctima por el giro que dieron los jefes leales al Movimiento ya disuelto, emprendió la retirada, salvo un contado número de rebeldes que osaron -y así sucedió- conservar  el poder -por España, dando un cambio, se entiende-pero muy apoyados desde países europeos siempre que -unos y otros españoles- juraran olvidarse de la guerra civil y de sus secuelas.
     ¿Se cumplió lo prometido? No. Y como en el "36" -donde los parados que se morían de hambre pedían leña y la crisis insoportable que azotaba a las clases medias hacía que éstas quisieran otro tanto- ahora, en nuestros días, parece que  la escena se repite: los políticos alimentan a las multitudes con el mismo veneno.  Y no miden las consecuencias.
     La democracia pide diálogos. Pero cuando un jerifalte proclama que el "no" es no o el "sí" es sí porque le sale de sus encarnaciones, mala cosa. Están alimentando el odio.
     Hay que romper viejos moldes para no terminar a garrotazos. Esto, lo estamos viviendo, exige no un remiendo; exige un cambio entre los más sensatos para no caer en vicios tercer mundistas.
     ¡Y la ocasión la pintan calva!

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