jueves, 16 de enero de 2020

UN PUESTO DE TRABAJO

      ¿Por qué en España hay tanta juventud dada al paro? No cabe duda: porque no hay inversores dispuestos a perder en el intento, salud, dinero y buen tiempo.
      ¿Por qué perder? Hay quien gana y mucho sin crear empleos: está a la vista.
       Ciertamente, en general, son iniciativas que se llevan a cabo por empresas exportadoras con tendencia a cambiar de país, para ir allí donde las exigencias de todo tipo son más asequibles y más rentables para el inversor.
       Además las empresas multinacionales que llegan a España -sobre todo a comprar y vender bajo artimañas especulativas- no gastan sus dineros en nóminas multitudinarias, y más bien se sirven de agentes de difícil control que explotan con desparpajo negocios redondos de contrabando.
       Son tantas las dificultades a vencer por el contratante bien intencionado -ahora comprador-  que le resulta más provechoso concertar, con empresas de autónomos, el pago no de horas o días trabajados, sino el coste de una obra ejecutada por los ahora empresarios, antes que firmar contratos laborales.
       Se viene consiguiendo el nacimiento de empresas que mal viven por el cúmulo de obligaciones que conlleva el ser autónomo. Para evitar gastos, recurren al mercado negro y corren el peligro de ser sancionados. Lo cual daría pie a que fuera  aun mayor el número de parados.
       O sea que mientras los gobiernos crean altos y caros puestos de trabajo y atienden otras demandas, también caras, desde las regiones autonómicas todavía españolas, el humilde trabajador solo ve migajas de lo prometido, algo ya esperado porque, donde no hay, poco se puede sacar.
       Esto no es demagogia, sino supina realidad.

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