En el plano jurídico una política odiosa es la que contraría los designios o las presunciones que las leyes imponen. Por ejemplo es odiosa la promoción secesionista de un territorio mediante un referéndum limitado a sus habitantes, cuando la ley dispone la obligatoria consulta de los censados en toda una nación. Y se dice que es estéril, si no da fruto alguno.
En esta España tan discutida e inconformista la ley a estudiar es una ley a burlar. Mas bien que ley, son leyes a estudiar, porque tenemos docena y media de Parlamentos (con mayúsculas) donde los Parlamentarios (también mayúsculos) no paran en sus afanes normativos y no hay dios que pueda con ellos.
Puestos a enredar en el patio principal de los debates,-palacio de las Cortes españolas, sito en Madrid- los padres de la Patria se despellejaron para al fin no ponerse de acuerdo. ¡Jo... que tropa!
A mis alturas, cuando uno ha padecido hambres, miserias y odios por una guerra propia de idiotas y en este clima de mierda surgen nuevos milagreros que se forran y no lo disimulan, termina uno por pensar: "Dios mío, para el carro que quiero bajarme".
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