jueves, 30 de enero de 2020

POR EJEMPLO...

     Según parece y porque responde a una lógica,  es muy probable que se convoque, para el próximo mes de mayo,  la ceremonia del voto destinado a elegir los legisladores del País Vasco peninsular. Este futuro cambio viene cargado con la promesa de una reforma competencial, de manera que se perfile un avance en la legislación estatutaria de los vascos con este significado: a más competencias más independencia.
      La oposición a este proyecto es mínima si es que existe. Por otra parte, al populismo callejero -es decir, la idea que llega a comentarse por la voz del pueblo,  tan acostumbrado a colgarse de la brocha cuando le quitan la escalera- apenas cuenta, ajeno como está a estos misterios.
      Por tanto, el hecho puede pasar sin darle importancia, siendo de paso debidamente festejado, creyendo en la felicidad prometida es un chollo.
      Es muy propio de los pueblos adoctrinados aplaudir a ciegas, o dicho con más precisión: regocijarse cuando la mayoría aplaude con la mirada puesta no más allá de su nariz.
      España -con el País Vasco peninsular y el continental incluidos- está en la Unión Europa, tendente a  crear una supra-nación desde la que jerarquizar competencias bien dotadas, razonablemente defendidas en favor de los seres humanos que la integran.
      España no crece ni se desarrolla porque se la dan de listos quienes viven dando vueltas a las puertas del poder. Se olvidan de las puertas del saber.
     Me dirán: ¿el populismo es nacionalista? ¿O el nacionalismo es populista?
     Merece la pena otro repaso.

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